GRINDERMAN – GRINDERMAN (2007)
Renovarse o morir debería ser el mantra de toda forma de vida, y para cualquier artista. ¿Acaso dar un paso al frente, hacer palpable una diferencia es un proceso sencillo? Jamás, y sin embargo, experimentar, sufrir, transmutar piel, órganos y sistema nervioso en un cause que reviente hasta el cielo, con pretensión de erradicar o destruir lo antes construido, resulta un mérito del que no cualquiera puede colgarse. Después de los épicos y rimbombantes sonidos de Abattoir Blues / Lyre of Orpheus, conformados en un álbum doble, Nick Cave necesitó desentenderse un poco de la complejidad y amasijo de extremos acústicos y orquestales, sumando músicos e instrumentos como el ejército bajo sus órdenes y disposición. Para escapar de semejante dinámica imperialista, formó junto al incansable Warren Elllis, un nuevo grupo que colocó por delante las raíces del rock primigenio, ahí donde The Birthday Party y los Bad Seeds rompieron el molde a través de una imaginería detallada en excesos e