DEFTONES – PRIVATE MUSIC (2025)
Después de meses de una especulación tras otra, los Deftones dieron señales de vida y vaya que traían una sorpresa bajo el brazo. Su nuevo trabajo de estudio llega en un excelente momento, ya que muchos quedamos con ganas de más, después del magnifico OHMS de 2020.
La agrupación, comandada por Chino Moreno y que también integra al baterista Abe Cunningham, el tecladista Frank Delgado, el guitarrista Stephen Carpenter y al recluta Fred Sablan encargándose del bajo, manifiesta un equilibrio como pocas veces se ha escuchado en su trayectoria, a saberse, claro, de la experiencia que brindan los años. Estos oriundos de Los Ángeles presentan un trabajo sólido, pulido y estruendoso, en donde resalta el buen trabajo de producción del también veterano Nick Raskulinecs, cuyo currículo impone, al incluir labores con Evanescence, Stone Sour y Foo Fighters hasta leyendas como Rush.
Private Music fácilmente se puede colocar entre sus mejores discos, fusionando cada uno de los elementos característicos en el ADN de la banda, como la pesada texturización de riffs circulares, el entramado desconcertante de atmósferas sintéticas, los agresivos vaivenes de compases demoledores y sí, extremas vociferaciones en donde cinemáticas colmadas de sexo, vicio y violencia hacen gala. Aquí, la conjunción confecciona un puente para los fans de toda la vida, como para las generaciones que recientemente se integran a su música. La cohesión de este nuevo trabajo resulta más consistente que las experimentaciones bien logradas del mencionado OHMS e incluso de los favoritos Diamond Eyes (2008) y Koi No Yokan (2012).
Pero vamos al punto: My Mind Is A Mountain rompe con las capas del aire y promete no dejar prisioneros: un macizo redoble sónico de guitarra y batería dibuja un panorama brumoso que gana con la incorporación de titánicos rugidos, en cuya advertencia sucede un declive mental sin medida.
En Locked Club las progresiones dinámicas se desenrollan tumultuosas, dando paso a intensas vocales de aullido meditabundo, y entre esta colmena de lóbrega metralla, súbitas melodías enjauladas provocan un arrebato emocional inesperado.
Ecdysis unifica a discreción capa tras capa de espeluznantes atmósferas, en donde las cruentas guitarras y teclados ensalzan el empuje de las vocales soporíferas, brindando a las oscilaciones sonoras una culminación de radiante violencia.
La metralla cutánea de Infinite Source supone un hito melódico reconocible, sin embargo, se percibe cierta frescura gracias a las espesas progresiones de la guitarra, la sólida línea de bajo y el elegante arranque en la batería. Aquí, el shoegaze y el nu metal logran un equilibrio casi místico.
La poderosa y ascendente Souvenir se supera por sí misma, mediante escaladas explosiones que parten de chispeantes sintetizadores, anidándose en la brumosa acción de riffs y compases enloquecidos, e incluso, su letra, relata una especie de elevación mental o esotérica, hacia planos existenciales que debaten entre el cosmos y la carnalidad latente.
CXZ es una enérgica consigna de ecos incontenibles, donde la furia percusiva y espesas vocales guían la rijosa irrupción de atmósferas profundas, en un amasijo pegadizo de coros punzocortantes.
La sentida balada I Think About You All The Time no desmerece en precipitaciones cósmicas, dirigiéndose hacia un precipicio de ondas texturas sintéticas cual cielo estrellado, guitarras aullantes y sentidas vocales que sirven como instrumento para una letra verdaderamente romántica.
Milk Of The Madonna es una borrasca de riffs guitarreros y percusiones incendiarias cayendo directo en la cabeza, incentivando una gama de vocales sufridas con ecos taciturnos y gélidas líneas de sintetizador envolvente; que sí bien, este corte puede resultar plano, funciona mejor ya en el contexto unificado del álbum, luciendo una mezcla de melodías empañadas, a las que bien vale la pena prestar atención.
Cut Hands es un pesado y directo corte de ásperos quiebres, coros que escupen ácido, recordando en automático a los primeros trompicones de la banda. Si se busca un enrarecido amasijo de violencia indeterminada, esta es la rola perfecta.
La gótica experimental Metal Dream suspira de una línea de dub hipnótico, hacia intrincadas reverberaciones atmosféricas que auspician riffs volcánicos, teclados punzantes y vocales evocativas como camaleónicas.
Departing The Body es una caída libre al vacío, entre densas sonoridades para-psicodélicas y líneas cuya melancolía sangra de una vena progresiva. Los embates no guardan tregua, saturando una explosión de coros ariscos, riffs malevolentes de aire cinematográfico, expandiéndose en una épica que no desmerece y supone un cierre tan bueno, tan ensoñado e inmisericorde, que sin duda puede resultar en uno de los mejores temas de la agrupación, o cuando menos, en uno de sus deep cuts obligados.
Private Music muestra a una agrupación consagrada, versátil y que no le debe nada a nadie. Este no es sólo un regreso en forma, es un esfuerzo artístico superior, una experiencia inmersiva hacia la consciencia humana en una etapa redescubrimiento, aceptando su lado oscuro como si fuese un estado natural del ser.
Tracklist:
1.- My Mind Is A Mountain
2.- Locked Club
3.- Ecdysis
4.- Infinite Source
5.- Souvenir
6.- CXZ
7.- I Think About You All The Time
8.- Milk Of The Madonna
9.- Cut Hands
10.- Metal Dream
11.- Departing The Body



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