STEVEN WILSON – GRACE FOR DROWNING (2011)
Un estado de gracia conlleva, de simbólica, una estadía placentera durante un transcurso de tiempo indefinido. Debería ser sencillo imaginar esa plenitud auténtica, accediendo a algún recuerdo de la infancia, sin embargo, es durante la adultez temprana o tardía, que rara vez se tiene alguno de estos lapsos de placer cabal.
Después de su primer álbum solista, el maravilloso Insurgentes de 2008, y
del cual existe una reseña en este blog, Steven Wilson se tomó el tiempo
para meditar cuáles serían sus rutas a seguir, lanzando el fue el último disco de Porcupine Tree, el tercero con Blackfield
y planificar una colusión con Mikael Åkerfeldt de Opeth, por lo cual, todos los detalles de un nuevo esfuerzo discográfico aparecieron con cautela.
Mientras que en su debut, se mezclan figuraciones progresivas y la esencia dionisíaca del post punk, el núcleo de este nuevo
proyecto recaería en los sonidos más densos y pesados de sus influencias progresivas
de los setenta, abarcando desde King Crimson a Van Der Graaf
Generator, y algunas sorpresas más barrocas aunque no menos complejas como Univers
Zéro.
Es notorio como Wilson dedicó largas horas y sesiones a la composición,
armado y grabación, contando con grandes invitados como Tony Levin,
Steve Hackett, Theo Travis, Jordan Rudess, Trey Gunn, Pat Mastelotto y
algunos cómplices más cercanos como Nick Beggs, Mike Outram y Sand Snowman,
conformando un excelso dream team progresivo.
Grace for Drowning fue publicado el 26 de septiembre de 2011,
cumpliendo su década de habitar en el consciente colectivo, como el trabajo más
ambicioso, personal y ponderado en toda la trayectoria del músico inglés, además
de acoger un serial de conceptos que se concatenan en el testimonio de aquellos
que apenas lograron salvarse de morir ahogados: sentir cómo te desvaneces; ahí el meta texto de este trabajo, obteniendo mayor
fuerza cuando se mira en los créditos que se encuentra dedicado a la memoria del padre de Wilson,
fallecido uno meses antes de la publicación de la placa.
La placa se divide en dos partes, siendo deform to form a star, la que nos recibe con la homónima Grace for Drowning, un prólogo instrumental de tenues arreglos preciosistas a piano y voces cálidas. Inmediatamente la intensidad adereza con Sectarian, tenebrosa e industrial, siete minutos de atmósferas densas, una formación impenetrable de columnas gruesas.
Deform to Form a Star es un corte de texturas delicadas, arreglos que sobresalen por su belleza, jugando por igual con luminosidad y negrura, desprendiendo de su piano, teclados y voz, perfectos semblantes electrónicos y jazzísticos para alcanzar una perdurable contundencia.
La imponderable No Part of Me toma su voz desde la ruptura amorosa, un corazón fracturado que resiente la ausencia para librarse de aquel peso muerto, mientras una delicada electrónica juguetea con momentos de rock espacial, reventando en tempestivas guitarras y un ataque directo de batería de certificada angustia, depresión y turbación mental. Postcard es otra despedida emocional que lleva el piano por delante, arreglos que embarnecen cada sensitiva atmósferas.
Raider
Prelude es un extraño puente atmosférico que nos transporta a Remainder
the Black Dog un vertiginoso corte que cierra la primera mitad del álbum y
arremete con furia entre sus derivaciones intrincadas de jazz, rock
experimental y corpulento progresivo; guitarras al vapor, saxofones virulentos,
órganos de auge nocturno, volátiles teclados e inquietantes imágenes que
presagian un ominoso encuentro con la muerte.
El segundo set, like dust i have cleared from my eye, brinda un breve respiro con Belle de Jour, pieza orquestal de tintes barrocos, embarnecida de un espacio templado que permite soñar a placer. La peligrosa Index se mueve entre densos efectos de teclados y un clima abrasivo, este viaje deriva de la psicodelia contrayendo cuerdas espectrales, potencia electrónica y una vocalización dramática que cautiva su letra sobre un asesino serial.
La interesante Track One recapitula de manera acústica, la melancolía reinante que integra la intensa paleta sónica, agregándole un muro de teclados que alcanza momentos básicamente ominosos.
Raider II es la espectacular obra
maestra del álbum, condensando la tradición clásica del
progresivo de violenta experimentación: fastuoso engranaje sonoro que reverbera en poco más de veintitrés soberbios
minutos de tristeza, furia, resignación y explosiones de flujo narrativo aural, modulando complejos
sobresaltos y estructuras compositivas implacables que concluyen con el mejor caos de ruido instrumental desembocado. Como
cereza en el pastel, Like Dust I Have Cleared From My Eye cierra esplendida,
Wilson con su canto de tenor tranquilo, guitarra eléctrica y atmósferas
que acrecientan lentamente hasta colmar todos los espacios, abandonando lentamente el sufrimiento en tanto se abraza con poca gana la resignación.
en vivo en el Teatro Metropólitan
Un diversificado testimonio de la condición humana, a través de una óptica reluciente en belleza como oscura y desesperada. El álbum que consolidó la carrera solista de Steven Wilson, quien centraría todo su talento en materializar la música que le viniera en gana, con algunos excelsos resultados.
Tracklist:
2.- Sectarian
3.- Deform to Form a Star
4.- No Part of Me
5.- Postcard
6.- Raider Prelude
7.- Remainder the Black Dog
8.- Belle De Jour
9.- Index
10.- Track One
11.- Raider II
12.- Like Dust I Have Cleared from my Eye



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