METALLICA – KILL´EM ALL (1983)

 


La inauguración de una trayectoria que marcó la historia de la música para siempre. 


A principios de la década de los 80, el heavy metal se convirtió en referente de todo aquel que buscara una alternativa al rock y pop dominantes en las listas radiofónicas. En este sentido, el publico adolescente se distinguió por encabezar (como casi siempre) una encarnizada búsqueda de identificación por un género musical que expresase toda la inquietud, rabia y ánimos abruptos característicos de esta etapa de crecimiento. Así, una esteta del rock más pesado, veloz e imperioso comenzó a gestarse: al pulido tonelaje del metal se le agregó un poco de la nervadura volcánica del hardcore punk, orillando el canónico nacimiento del Thrash (Metal).

Y como ironía a esta historia de música catártica y violenta, su cuna no pudo ser otra que la mismísima bahía de San Francisco, punta del movimiento progresista y hippie de California. Sin embargo, el recorrido de Metallica inicia en Los Ángeles, en 1981. Un relato por demás conocido: Lars Ulrich, baterista, publicó un anuncio con el fin de reclutar miembros para la banda que intentaba formar. A éste, respondió James Hetfield, guitarrista y vocal principal, quien asimismo, jaló a su amigo Ron McGovney para que tocará el bajo, y al poco tiempo, Dave Mustaine, ingresó en la segunda guitarra. 

La primera formación: McGovney, Hetfield, Ulrich y Mustaine, 1981


En un periodo de dos años, el cuarteto compuso y grabó, en distintas maquetas que, incluso hoy, circulan y cuyo estándar de costo se valúa en cientos de miles de dólares, una colección de canciones tan rapaces, precisas y poderosas, que al incluir una de éstas en el ya legendario compilado Metal Massacre, auspiciado por el también legendario Brian Slager, fundador de la icónica Metal Blade Records, se destacó automáticamente. Así, hacia mediados del 82, lograrían lanzar la antesala más inmediata de su primer opus, el demo casete No Life ´til Leather, adquiriendo mayor apreciación tanto en el circulo de bandas contemporáneas, como de una primeriza legión de seguidores. 

Sin embargo, conflictos internos no faltaron. Las habilidades de McGovney dejaron de ser convincentes, por lo que Ulrich y Hetfield pusieron sus ojos en un desalineado, aunque virtuoso bajista proveniente de la banda Trauma: Cliff Burton, quien para aceptar incorporarse, convenció a la banda de mudarse a San Francisco de tiempo completo. Obviamente, así lo hicieron. A principios de 1983, despidieron a Mustaine, debido a su comportamiento errático, auspiciado por su creciente consumo de sustancias. Así, el dúo Hetfield/Ulrich, emprendió una nueva búsqueda, la cual resultó mejor lo que pudieron imaginar: Kirk Hammett de Exodus entró al quite. De este modo, ingresaron al estudio para grabar, no sólo su primer álbum, sino una de las representaciones de apreciar el heavy metal en su máxima expresión.

Presuntos implicados: Hammett, Ulrich, Burton, Hetfield, 1983

Las sesiones transcurrieron en Nueva York y duraron dos semanas. Si bien fueron rápidas debido a que las canciones ya las tenían mejor que aprendidas, también requirieron que Hammett se las memorizara tanto para los conciertos, como para "reinterpretar" las partes compuestas por Mustaine, quien, a pesar de todo, recibió el debido y justo crédito de co autor en cuatro de los diez cortes registrados en el álbum. En un principio, el título propuesto por Hetfield, y el cual tenía planificado años atrás, era Metal Up Your Ass, sin embargo, por recomendación de John Zazula, representante de la banda y fundador de Megaforce Records, sello que editó la placa, decidieron cambiarlo, puesto las discográficas distribuidoras no lo verían con buenos ojos. Fue entonces que Burton lanzó como manifiesto, una frase que viviría para la posteridad a partir de su frustración: "Malditos ejecutivos de las compañías discográficas, "¡MÁTENLOS A TODOS!" Y bueno, lo demás es historia. 

La portada preliminar del álbum

En comparación de sus primeras versiones, cada una de las piezas recibió un tratamiento "definitivo" en cuanto quedaron plasmadas en cinta, desde la astucia evolucionada en la batería de Ulrich, la guitarra cual metralleta de Hetfield, y la incorporación tanto de Burton como Hammett, adquiriendo una ornamentación más técnica, melódica e incluso, disciplinada. El sonido logrado, a fin de cuentas y no gracias al productor en turno, un tal Paul Curcio, fue crucial para ésta erupción de guitarras rasposas ejecutándose a velocidad meteórica, percusiones demoledoras a doble tiempo y bajeo metódico, formalizaran el Thrash e incluso, porqué no, el Speed Metal, como vorágines de una vena más fluida, violenta e inclemente.

Una de las fotos descartadas de la sesión para el álbum, 1983

Hit The Lights recibe al escucha, tal como uno esperaría que sonase un álbum con semejante portada (la voraz fotografía de un frondoso charco de sangre, un martillo y una mano que se retira de la escena del crimen): metralla estallando a máxima velocidad, redobles bestiales, riffs como dardos de punta cazadora, solos resplandecientes que devoran adrenalina, vocales pandilleras cuya agudeza recuerda a las crudas líneas adaptativas del hardcore, además de su letra, la cual celebra la experiencia de la banda en el Heavy Metal.

Hit The Lights en vivo 1983

The Four Horsemen libera una intrincada envoltura de riffs calculados con fuego y la semblanza lírica de un apocalipsis inminente cuyos representantes, sobrevolarán el cielo anunciando la catástrofe. Se trata de una mutación en esteroides de una composición de Mustaine, reajustada y embarnecida con paisajes melódicos sobresalientes, en los cuales notamos, además de abrasivos punteos distorsionados, el bajo cuyo discurso es un trofeo por sí mismo y solos colosales ejecutados con total y rigurosa precisión. 

The Four Horsemen en vivo 1983

La brutal Motorbreath arranca con redobles impecables, dispersando riffs a gran velocidad como metralla explosiva, además, de esas vocales trilladoras que cabalgan entre la curtida espesura de solos y embates termonucleares. La conjura frenética de Jump In The Fire es un estallido malevolente de elogiados riffs y solos, coros callejeros y trémula base rítmica, sirviendo cual invitación a un demoniaco baile, cuya perspectiva, se desenvuelve en sus letras de filosófica repercusión: la humanidad como origen de la maldad auténtica, mientras la figura del diablo, aunque real, funge como convite simbólico para hundirnos en las llamas. 

Jump In The Fire en vivo 1983

(Anesthesia) Pulling Teeth fue grabada en una sola toma, mostrando la basta experiencia, habilidad e imaginación de Burton, quien, armado con su bajo de distorsión modulada a discreción, logró ataviar un corte de vastedad lírica, catártica y cuya esencia remite a las métricas seculares de las composiciones sinfónicas de antaño, con todo y su mediático contraste entre luz y oscuridad. 


No para poca gente, Whiplash es el primer soplo de aire del Thrash: velocidad maniaca en riffs sísmicos, batería galopante cuya estela deja atrás sendas grietas en el suelo, voces trituradas que portan su letra como estandarte de guerra: un puñado de imágenes donde el slam y el headbanging son epitome de una civilización regida por el heavy metal. Un tema brutal como inolvidable.

Whiplash en vivo 1983

Phantom Lord es otra salvaje exhibición de maniobras ejecutadas a velocidad llameante, perfectamente medidas en las que nada sobra, nada falta. La base rítmica sobresale por los embates precoces de tonelaje abrumador, el característico solo de escupe centellas eléctricas, así como un breve aunque significativo pasaje melódico en una guitarra despojada de distorsión, evidenciando que tras la agresividad punzante, hay diversos matices a explorar. No se puede ignorar el estupendo trabajo vocal, ríspido, voraz y contundente.

Phantom Lord en vivo 1983

No Remorse cuece a fuego medio las intenciones de sus ritmos de soberbia aspereza, así como de sus letras guerrilleras: una cruenta texturización de riffs pegajosos, embates rítmicos concienzudos, potentados solos a máximo voltaje, bajeo soberbio y la supresión total de cualquier remordimiento durante y después de un enfrentamiento bélico. 

No Remorse en vivo 1983

La clásica e inconmensurable Seek & Destroy abre sin miramientos con su distintivo riff, al cual se añade un vertiginoso acompañamiento contundente: percusiones de galope directo, línea superpoderosa de bajo, recias vocales cuya aspereza es una clara advertencia; y por supuesto, elegantes solos que aumentan la sensación de amenaza. Un corte imprescindible para cualquiera que disfrute de la banda, tanto para ésta grabación, como en todos y cada uno de los conciertos de su trayectoria.

Seek & Destroy en vivo 1983

Metal Militia es un cierre sobrecogedor que se mueve con desembocada voracidad, guitarras igual a relámpagos, batería que abandona estelas de fuego, solos de precisión científica que exaltan el ánimo violento, además de sazonar con incursiones de bajo espinoso las trepidantes vocales, manifestando una especie de reclutamiento directo para incorporarse a la Milicia del Metal. Aquí, sobra preguntar, ¿En dónde firmamos?

Metal Militia en vivo 1983


Kill´Em All fue publicado el 25 de julio de 1983, y muestra la transformación de una tradición, sólida como inapelable, hacia cúspides meramente implacables. Colmado con una instancia fresca y tesituras poderosas, este debut es al día de hoy, un objeto de culto, un breviario de capacidades magnánimas y octanajes de destrucción masiva. Grande entre grandes, dejó la puerta abierta a producciones aun más consistentes y logradas, que edificarían el grandioso futuro de Metallica.

Tracklist:

1.- Hit The Lights

2.- The Four Horsemen

3.- Motorbreath

4.- Jump In The Fire

5.- (Anesthesia) Pulling Teeth

6.- Whiplash

7.- Phantom Lord

8.- No Remorse

9.- Seek & Destroy

10.- Metal Militia


Álbum completo en YouTube y Spotify 🎸💥🪖

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