WEEZER – EVERYTHING WILL BE ALRIGHT IN THE END (2014)
Hay álbumes, por el mero hecho de existir, se convierten en catalizadores simbólicos para las agrupaciones que los concibieron. Para 2014, Weezer volvía de entre los muertos después de 4 años de silencio discográfico, y resultaba precioso para el mundo contar con nueva y emocionante música de la banda lidereada por Rivers Cuomo.
Siguiendo una triada de álbumes que partieron desde 2008 a 2010 y cuya repercusión varió según cómo la consciencia en turno los escuchara, el material novedoso de los oriundos de California era una resignificación voluntariosa de su propio estilo y sonido. La banda integrada también por el baterista Patrick Wilson, el segundo guitarrista Brian Bell y el bajista Scott Shriner, retomaron sus intrumentos en plan de crear un producto consistente y auténtico, cual un álbum de Weezer debía ser.
Volviendo al estudio de la mano de un conocido de antaño, el mismisímo Rick Ocasek, quien se encargara de las labores en el cuarto de las controles en su debut de 1994, el famosísimo Blue Album, así como otra obra de reaparición certera en presencia de su Green Album (2001), este quinteto de viejos colaboradores aprovecharon cada instante en conformar un sonido consistente, sólido, memorable y épico.
Everything Will Be Alright in the End se editó el 7 de octubre, cumpliendo su décimo aniversario al momento de redactadas estas líneas. Esta placa no podría ser mejor: contiene una poderosa descarga de guitarras, rítmos dinánicos y amplias melodías de pop emotivo. Adicional, el trabajo trae tres ejes temáticos que se interelacionan, si bien, de un modo poco reconocible a casua de su discontinuidad estructural, brindan cierta complejidad a las letras (con los distintivos de su trayectoria: el amor por el rock, la ineptitud al relacionarse con las mujeres y esa vocación vital que revindica ser un nerd).
El arranque está en buenas manos con Ain´t Got Nobody la cual avanza mediante una serie de grabaciones y el entronque vertiginoso de la batería subatómica, la cual permite adentrarse en el abanico de coros audaces y riffs inmensos.
Back To The Shack se esmera en lucir el tamaño colosal de sus guitarras al momento de mezclar una galería jundiosa de referencias propias y ajenas, de sus instantes mozos en los 90, mientras la espiral melódica se fortalece conforme la pieza y el impulso de eterna adolescencia no conoce agotamiento.
Eulogy For A Rock Band resulta una emotiva carta de amor hacia la labor, no siempre grata, de ser un rockstar y tener un ejercito de fanáticos furiosos; viviendo a la carrera, a plena conciencia de saberse envejeciendo y con el ocaso de la carrera encontrándose más cerca de lo esperado. Aquí sobresalen, nuevamente, los magnificos riffs, las vocales encontronadas y esa marcha a galope suelto.
Lonely Girl es un reiterativo pop de guitarrazos circulares, coros enajenados y rítmica fluida, la cual mantiene viva la tradición cuasi idiosíncratica que le da forma a toda la trayectoria de la banda: la nostalgia, la idealización y esa capa polvorienta de ineludible soledad. I´ve Had It Up To Here es otra fuerte observación que se adentra a la relación de la agrupación con la fama, poseedora de una pulida como elegante síncopa que eleva en terso dramatismo, vistiendo una genial indumentaria de pop exhuberante, neo rock progresivo, un toque elástico à la Queen, y todo, en una temeraria brevedad.
The British Are Coming surge como aleccionamiento de memoria, refrescando la escucha con precisas líneas de bajo y guitarras, vocales emotivas y procesamiento histórico a la defensa no sólo de una nación, sino de un estilo de ser y vida. Da Vinci es un brutal ejercicio de enamoramiento abrigado por la dureza del bajo y una brazada inmensa de riffs titánicos aderezados por la diligente percusión. Mención especial, claro, a la cursi narrativa de Cuomo, sinuoso, creativo y honesto como pocas veces.
Go Away apuesta por lo simple, contando con la participación especial de Bethany Cosentino de Best Coast, la melodía y riffs crudos sierven a la historia del romántico incomprendido que sufre por el rechazo de la chica en turno, bajo la resolana de interminables días veraniegos.
Cleopatra contiene los suficientes ganchos para clavarse en la memoria, atacando con líneas lumínicas de guitarra, sintentizadores dulzones y una marcha acústica que se destaca como el colosal resumen de la esencia general del grupo: un profundo ejercicio de estiramiento emocional. Foolish Father es un corte decisivo, y así se siente desde el principio: alargando la tensión en el paso incesante de las guitarras, el coro principal se adentra en la figura de la paternidad, una especie de tótem que si bien no es perfecto, revira en carne propia intentando por todos los medios, proteger a su progenie, instaurándose épica con grandes coros sacude estadios y el retumbo final de la riffs casi absolutistas.
En este momento, el álbum adquiere un sentido aún más interesante al incluir la suite The Futurescope Trilogy de intenso fragor cacofónico, rocambolescas figuras melódicas y un insesante ir y venir de gloriosos solos que edifican esta "pequeña ópera"; presentado a Weezer en uno de sus momentos ágidos de monumental powerpop.
Este Todo estará bien al final resultó el ejemplo perfecto de lo mejor de Weezer: momentos de ganchos intrepidos e historias irrepetibles, que defienden hasta cierto punto su ingenuidad y carácter único. Una responsiva ejemplar por ser diferente y así encarar la vida.
Tracklist:
1.- Ain´t Got Noboby
2.- Back To The Shack
3.- Eulogy For A Rock Band
4.- Lonely Girl
5.- I´ve Had It Up To Here
6.- The British Are Coming
7.- Da Vinci
8.- Go Away
9.- Cleopatra
10.- Foolish Father
11.- I. The Wasteland
12.- II. Anonymous
13.- III. Return To Ithaka

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