VELVET REVOLVER – CONTRABAND (2004)

 



A estas alturas de la vida, el termino "supergrupo" ha perdido toda relevancia y furor, ese loco entusiasmo heredado de los noventa y cimentado con flores y luces mediáticas en los primeros años de los dosmiles. Si bien, el hecho que músicos y artístas de diversas agrupaciones o solistas se uniesen para un proyecto alterno, en realidad no era novedoso, la relevancia de sus nombres encausó a los medios especializados a crear dicho mote para apoyar el aparato de marketing y atraer cuantas miradas y oídos pudiesen a gran escala.

La historia de Velvet Revolver no es un tema diferente, sin embargo, también podemos añadir que se trató de una de las últimas agrupaciones "reales" que legitimizaron su razón de ser. Todos conocemos el porqué de su surgimiento: de la fama descomunal que acumuló Guns N´Roses y la innegable calidad de Stone Temple Pilots. Reunidos a tenor de un concierto benéfico, los ex compañeros, Slash, Duff McKagan y Matt Sorum, decidieron retomar sus carreras justo donde las dejaron cuando partieron de Guns, iniciando las respectivas audiciones para segundo guitarrista y vocalista. Para el primero, no les fue complicado, ya que seleccionaron a su previamente conocido Dave Kushner, quien mostró acomplarse beneficiosamente con Slash. Tras una serie de pruebas que incluyeron a Sebastian Bach (ex Skid Row) y Travis Meeks de Days of the New, fue Scott Weiland quien se quedó con las labores tras el micrófono.

De sus primeras fotos promocionales. Izquierda a derecha: 
Kushner, Duff, Weiland, Slash y Sorum

Con material previamente grabado, las sesiones para dar forma a su primer álbum iniciaron en el verano de 2003, sin embargo, tuvieron que probar que funcionarían adecuadamente y aquello no se trataba de un capricho sin forma: dieron varios conciertos en sitios pequeños como una prueba definitiva de su acoplamiento interpersonal, a lo que optaron por su nombre de banda al fusionar un elemento decisivo y contundente del rock n´roll (revólver) con una textura glamurosa y asimismo delicada (terciopelo).

Para fortuna de los aludidos, su fórmula resultó exitosa, ya que combinaban lo mejor de dos mundos: el rugido frenético de hard rock junto a la sensibilidad elástica y roída del grunge, generando un sonido poderoso que incluía letras mordaces. La actitud fue la misma: un soplido arrogante de rockstars cuya madurez denota su superviviencia, el nivel de compromiso y lo más importante, el amor incalculable que mostraron a la música. 

Como una patada de adrenalina en la cara, así el debut de la banda

Publicado el 8 de junio de 2004, Contraband, es un tren desbocado, una inyección energética de frecuencias colosales enbebidas con distorsión chorrante, adicional de ese impetu muscular que tanto se necesitaba paradar un respiro al rock comercial. La placa inicia la implacable Sucker Train Blues cuyos dinámicos riffs y batería titanica, ensalzan las vocales zigzageantes que empujan hasta las últimas consecuencias la descarga sonora. 

Sucker Train Blues... en vivo

Do it for the Kids luce un delicioso arsenal de metralla guitarrera, la sección rítmica se compromete generando un muro macizo e impenetrable, en tanto la voz muestra un lado desgarrador que embarcece a través de la brillante cofluencia de los intrincados solos. 

Do it for the Kids... en vivo

Big Machine cae como un bloque de concreto de varias toneladas, cimbrando el suelo con la intención de agrietarlo, sin embargo, avanza satisfactoriamente gracias al oleaje agresivo en el bajo, el disciplinado galope de la batería y la gruesa descarga eléctrica en las guitarras, en tanto la voz disecciona los atropellos que significa peetenecer a una industria que sólo sirve para corromper y succionar la vida. Illegal I Song no baja de intensidad y sube la apuesta dramática, con versos rapeados que se transforman en coros desesperados, los riffs adquieren un tono malevolente mientras las percusiones son aun más dinámicas, dando un enrarecido pero contundente brillo al corte. Spectacle muestra el aprendizaje de los años, tan lustre en cuidados riffs y solos que embonan a la perfección con la voracidad del arreglo vocal, que se diluye en diversas capas, además de la elegante sección rítmica, caballeresca y filosa. 

en aquel entonces, un equipo que auspiciaba un futuro brillante


Al detenernos en Fall to Pieces, descubrimos la obligada balada que no desmerece, un ejercicio melodico de mediaciones emotivas, acerca del amor roto, la superación y el autoconocimiento. Este corte aun sigue sonando con la fuerza de su implacable riff y percusiones de hierro, incluso hoy, veinte años después, resultan tan fresca como al principio, gracias a la imaginería vocal de Scott Weiland y su dolida búsqueda de redención.

Fall to Pieces

En la cruda Headspace, la agrupación decide no tomar prisioneros, soltando una nutrida catedra de modulaciones rasposas, enérgicas y ondulantes. Es notoria la mezcla en las sonoridades de las bandas pasadas, generando una interacción interesante de rock pulsante, acomedido y claro, voraz. Superhuman resulta la necesaria canción acerca de drogas que expresa con lenguaje comprensible, una catarsis altanera cuyas melodías erosionan entre las paredes de riffs musculosos, solos desenfrenados y una explosiva ramificación de coros intensos. Set Me Free fue la primera canción en la que la banda trabajó unida, presentándose en una verisón alterna dentro del soundtrack de la película Hulk un año antes, la versión de Contraband tiende a lo complejo con coros y riffs intrincados, además de dinamizar gradualmente la marcha potente de la bateria. 

Set Me Free

You Got No Right revive la tormenta de la tensión emocional, cruzando a través de enormes olas de riffs sobrecargados y esa percusión diligente, mención honorifica al solo de guitarra, soberbio, comprometido con el entrecruce de dolorosas confesiones que luchan con su propio hedonismo. La volcánica Slither ataca con la mayor crudeza, desamparo y vigor petulante: otra lóbrega confesión de adicciones oscuras, fluyendo con desenfreno entre las paredes de gruesas guitarras, el denso bajeo y las vocales subersivas. 

Slither

Dirty Little Thing es otro golpe al timón que sube las expectativas con su personalidad de hard rock demoledor, grandiosas percusiones, riffs supersónicos y vocales viciosas de tesituras sobrehumanas. 

Dirty Little Thing


Loving the Alien es un sentido homenaje a David Bowie, una de las máximas influencias de Weiland, en tanto sirve como una coda para el álbum, la melosidad inesperada puede confundirse como el punto débil del álbum, sin embargo, tras algunas escuchas concientes, puede descubrirse la brillantes de la pieza, con sus variedad  de guitarras cristalinas en capas y vocales de flexión sobrecogedora. 


Contraband fue un debut digno y sólido, aunque arrastra algunos de los vicios del pasado, consigue librarse de los atropellos, de las rencillas y funciona a la perfección en todos sus elementos, tanto humanos como musicales, trayendo una producción pulida y categórica que engalana este trabajo al punto de poderse considerar una pequeña joya a la que vale mucho la pena volver. 


Tracklist:

1.- Sucker Train Blues

2.- Do it for the Kids

3.- Big Machine

4.- Illegal I Song

5.- Spectacle

6.- Fall to Pieces

7.- Headspace

8.- Superhuman

9.- Set Me Free

10.- You Got No Right

11.- Slither

12.- Dirty Little Thing

13.- Loving the Alien


Álbum completo en YouTube y Spotify 🎸👊💥

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