PANTERA – COWBOYS FROM HELL (1990)

 

Pocas segundas oportunidades en la escena del metal tan bien acogidas, como la "resurrección" de Pantera. Para muchos entendidos, la década de los noventa fue la cima de su despliegue artístico, gracias a la actitud desafiante y sonido ultraviolento que adoptaron como elemento insignia de su ADN.

Si bien la agrupación vio luz desde 1981, fundada por los hermanos Vinnie Paul y Darrell Abbott, la primera fase de su trayectoria se dividió entre un incipiente glam pesado, que le debía mucho a Kiss, siendo prácticamente un plagio de su sonoridad (en el ya legendario Metal Magic), cruzando de inmediato hacia un rasposo y veloz metal, muy del estilo del Sunset Boulevard de Los Ángeles, hasta pulir una resonancia efectista instalada en el speed thrash más corpulento.

Y no sería sino hasta el ingreso de su vocalista más reconocido, el señor Philip Hansen Anselmo, que las cosas para la agrupación texana encontraron su cause definitivo. Comenzando con el rango vocal del jovencísimo Anselmo, sin duda sobresaliente, y continuando con uno de los rumores más aciagos en la historia del metal: mientras se encontraba laborando en un estudio de grabación, logró sustraer ilegalmente varios demos de una banda que admiraba mucho por aquel entonces, Exhorder, y de quienes "tomó" literalmente su sonido para transformar radicalmente la personalidad de Pantera.

de izquierda a derecha: Dimebag, Vinnie Paul, Phil Anselo y Rex Brown

Aquí es donde entra en escena el aclamado Cowboys From Hell, editado el 24 de julio de 1990, evidencia palpable de una metamorfosis que influiría en cientos de bandas por venir. Abundante en guitarras más pesadas, rítmica voraz y un desenfreno revolucionado en las letras, de las cuales, mucho de su significado quedó en abstracciones mentales sujetas a análisis intenso. 

cruzando la ventana

Diamond Darrell (pronto mejor conocido como Dimebag) tuvo la oportunidad de soltarse la rienda y mostrar al mundo lo virtuoso que en realidad era, otorgando a la escritura del álbum una perspectiva fresca y colindante. Mientras Anselmo trajo la ira y el empoderamiento como rugido de trueno, el guitarrista manejó la construcción armónica  como un mago torcido que avivó el caos, brindándole una forma aun más aterradora. Y claro, para rematar como una especie de soberbia arma secreta, la sección rítmica integrada por el mencionado Vinnie Paul tras la batería y el bajista Rex Brown, una pequeña luz que da orden y complejidad a la feroz exposición.

at the cementary gates

El ataque inmisericorde inicia con la ya clásica Cowboys From Hell la cual quema las partículas del aire con su modulación dispersa de riffs malevolentes y la carraspera aguardentosa en sus estridentes vocales, esparciéndose como afiladas púas.

los vaqueros del infierno

Primal Concrete Sledge sublima con sus coros pandilleros, la musculosa batería y la resonancia robusta de la guitarra, aderezando con semejante atmósfera de grandilocuente desenfreno. La inconmensurable Psycho Holiday es un apasionado tour de force de percusión y bajeo graves, oscuros estribillos que invocan una locura volcánica y esa maestría guitarrera que embiste con sus riffs intrincados, además de desenrollar su solo punzo cortante. Puntos extra, gracias al insaciable arreglo vocal de increíbles matices, muy à la Rob Harlford.

festividades psicóticas

Heresy retoma la virulencia galopante del thrash y lo mezcla con una oda de riffs macizos que no toman prisioneros, formando una vorágine de violentas armonías cuya intención es quebrar hasta el concreto más fino. Cementary Gates es sin duda, la gran sorpresa de la placa. Una balada que inaugura con bombo, platillo y martillazos constantes, el llamado groove metal. La reiteración cíclica de los riffs metalizados, las armonías sensitivas y los complejos compases, dan forma a la espeluznante narrativa que yuxtapone el agrietado lamento de Phil Anselmo en un duelo contra el opulento solo de Dimebag.

las puertas del cementerio

Domination aumenta las revoluciones al exigir un todo por el todo a sus virtudes: la batería explota en un duelo de riffs incandescentes junto a la guitarra, intercambiando ansiosos remolinos de salvajes evocaciones, desprendiendo inolvidables bramidos vocales.

Dominación

La gravedad es derribada a los pocos segundos de Shattered, corte híbrido de veloz heavy metal, atrofiada dinámica thrash y potente clamor que arrebata el aliento, cual tremendo puñetazo en medio de los ojos. Cierta irreverencia apenas y es perceptible en Clash with Reality donde el contagioso groove logra hervir la sangre, extendiendo un coro de violentas imágenes, la guitarra expande su filo altanero y la base rítmica resulta demoledora. Medicine Man abre con bajeo hondo, batería electrizada y acordes malignos cuyas mandíbulas no dudan en atacar. El tema es una espiral hipnótica de gigantes vocalizaciones, colisionando contra el portentoso solo y su empecinado relato de un médico vudú.

el hombre de la medicina

Message in Blood no permite descanso. Si bien se resuelve con menor velocidad, las dosis de metralla en guitarra y bajo continúan intactas, maniobrando las texturas mutantes de riffs sucios, lóbrega psicodelia, progresiones enrarecidas sofocantes. Grata sorpresa nos recibe en The Sleep donde arpegios acústicos extiende una textura rígida, conduciendo al escucha a un pasillo de riffs sugestivos, percusiones a medio galope y vocales que inundan la atmósfera con su tirada de reflexiones angustiantes. The Art of Shredding resume con crudaza el contexto general del álbum: música clavada, bifurcaciones violentas, continuos estallidos de ira desenfrenada y, casi al mismo tiempo, el mejor heavy metal disciplinado, mismo que filtraría la década por nacer.

Tracklist:

1.- Cowboys From Hell

2.- Primal Concrete Sledge

3.- Psycho Holiday

4.- Heresy

5.- Cementary Gates

6.- Domination

7.- Shattered

8.- Clash with Reality

9.- Medicine Man

10.- Message in Blood

11.- The Sleep

12.- The Art of Shredding

 

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