CECILIA TOUSSAINT – ARPÍA (1987)

 



El contexto del rock nacional ha colocado mayormente sus reflectores en los músicos masculinos, sin embargo, estos no fueron los únicos que fraguaron la reputación de una escena mejor que viva. La intervención de las mujeres es un significante representativo e innegable en la construcción de todo lo que interviene no sólo en el rock mexicano, sino en la diversidad artística coexistente.

Uno de los mejores ejemplos, es sin duda la trayectoria de Cecilia Toussaint, quien desde muy joven, tuvo presente el curso que llevaría su vida: incursionar en los escenarios como cantante y compositora, no limitándose a una actividad, ya que ha participado como actriz en diversas propuestas de cine y televisión.

Cecilia nació y creció en la Ciudad de México, donde inició su carrera musical en algunas agrupaciones a finales de los setenta, transitando en escenas subterráneas y alternativas hasta hacerse de un lugar y prestigio, sobre todo, como una de las voces promesa: tanto su rango como desempeño escénico dejaba entusiasmados a propios y extraños.




Haciéndose de buen nombre y relevancia en la escena, gracias sus potentes presentaciones en el extinto Rockotitlán, el éxito de Cecilia creció considerablemente, entrando al estudio para grabar su primer álbum hacia finales de 1986. La producción fue supervisada por Carlos Narea y en labores instrumentales los músicos seleccionados fueron Héctor Castillo Beither, José Luis Domínguez y Rodrigo Morales en batería, guitarra y bajo; específicamente. De igual forma, en la parte compositiva, participó el mismísimo Jaime López, aportando música y letra, además de Jaime Elorza, quien se ha encargado de musicalizar a lo largo de los años, varias películas del catálogo del cine nacional como Las Poquianchis, Morir en el Golfo y Ciudad de Ciegos.

En plena movida en la Alameda Central


El resultado de las grabaciones fue el álbum insignia Arpía, lanzado en mayo del 87, fungiendo como un anecdotario vivencial de conocer, vagar, divertirse, amar y sufrir en la Ciudad de México; resaltando el valioso aparte de la óptica femenina, la cual impactó de tal manera que subsecuentemente, la llegada de otras interesadas en una trayectoria inmersa en el rock fue plausible y bien recibida. Así se auguró el ascenso de Kenny Áviles, Rita Guerrero, Ely Guerra y Julieta Venegas, por mencionar algunas. 

Testamento es un breve experimento sonoro, recibiendo al escucha mediante un conteo regresivo y el palpitar de un metrónomo, semejante al golpe decisivo de un reloj. Prendedor suelta las riendas de un rock sólido impregnado de conciencia romántica, el espectacular arreglo vocal exacerba el empuje de la base rítmica y la guitarra eléctrica por un discurso musical contundente.

Prendedor


Astragalo es un juego intrincado de guitarras sazonado mediante la enigmática descripción en la letra, el trabajo vocal resulta poderoso y suspicaz, abrazando con dramáticos efectos la melodía, es este corte de repercusiones inolvidables. Me Siento Bien Pero Me Siento Mal es vivo ejemplo de la titánica tradición del rock n´roll con su clásico sonsonete y ritmos exaltados, guitarras consistentes y una acogedora atmósfera de juventud desperdigada. La guitarra principal en Corazón de Cacto se acerca reveladoramente al heavy metal, impregnando con dureza la marcha de la batería y la línea del bajo, en un excelente desempeño de pliegues armónicos; en tanto Cecilia estira con gran elocuencia, su voraz función. La diligente Tres Metros Bajo Tierra toma las riendas con su bajo empantanado y batería garage, filtrando las guitarras con el plan aguerrido de las vocales, supurando con arrebato la historia de un amor finado.

Tres Metros Bajo Tierra


Amame En Un Hotel vuelve al rock clásico de fraseos suspicaces, línea vocal ascendente con respectivos quiebres, mostrando la poderosa habilidad vocal, en tanto el solo de guitarra es un soberbio cruce de diversión y arrojo. La Viuda Negra es una laberíntica advertencia acerca de una femme fatale de gran carácter, en tanto los rasgueos tenues de la guitarra, la armónica blusera y el efecto discursivo de la voz, recuerda a los cortes más vehementes de los Rolling Stones. La divertida Buldog Blues divide en dos la temática conspicua de su letra: una es la rígida observación acerca los estragos sociales acontecidos en 1968, mientras la segunda trata un hilo de infidelidades que se resuelve de manera chusca, hilvanado el retumbo de un atento blues rock. Sex Farderos triunfa al permitir que el empuje certero de los instrumentos habrán espacio al arrojo escénico de la voz, constituida con maestría efectista. La 1a. Calle de la Soledad es el retrato variopinto de la ciudad, donde el consistente arreglo vocal da preponderancia a las frases curiosas en la letra, en tanto la parte instrumental supura su esencia salvaje. Viaducto Piedad cierra con fuerza: galope percusivo amenazante, bajeo grueso y punteos cristalinos de guitarra, recreando  una imagen ominosa de la metrópolis, un espejismo seductor que obtiene aun más relevancia, gracias al rescate deleitoso de las vocales.


La 1a Calle de la Soledad


Pocas leyendas en la tradición del rock mexicano como Cecilia Toussaint, un talento nato que permanece imperecedero y cuyo primer esfuerzo discográfico, es motivo de culto por su frescura juvenil, aguerridas composiciones y prevalencia en el tiempo.  

Tracklist:

1.- Testamento

2.- Prendedor

3.- Astragalo

4.- Me Siento Bien pero me Siento Mal

5.- Corazón de Cacto

6.- Tres Metros Bajo Tierra

7.- Amame en un Hotel

8.- La Viuda Negra

9.- Buldog Blues

10.- Sex Farderos

11.- La 1a. Calle de la Soledad

12.- Viaducto Piedad


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