FATHER JOHN MISTY – CHLOË AND THE NEXT 20TH CENTURY (2022)
Hacer música pop tiene su ciencia: identificar los gustos de la gran masa
pareciera un asunto mínimo a tener en cuenta al componer una melodía pegajosa, añadirle
frases melosas y un coro fácil de recordar, garantía absoluta para obtener un
éxito radial o streaming desmesurado.
Pero la realidad es aún más lejana, cuando las canciones de corte pop
artesanal pertenecen a una vieja genealogía que estimula y conmueve,
revitalizando, por ejemplo, los impulsos supraterrenales del baile, iniciándose
en este antiguo y lustroso ritual de flirteo corpóreo.
Joshua Tillman ha dedicado la mayor parte de su vida adulta a
resolver los enigmas incisivos de esa composición pop de significado galante,
comenzando con un serial de álbumes estacionados en el folk rudimentario, hasta
enfilarse en Fleet Foxes, donde desempeñó el papel de baterista y
corista.
De nuevo por su propia cuenta, sufrió una especie de metamorfosis opiácea,
desencadenando la aparición de un alter ego atrayente de pose distinguido que embarnece con los años para añadirle buen gusto y soliloquios diversos a su
quehacer musical.
Y justo en este 2022, el 8 de abril para ser exactos, el nuevo álbum de Father
John Misty apareció en los anaqueles de las tiendas de discos y sobre todo,
en las plataformas digitales donde quiera que este adscrito el artista: Chloë
and the next 20th Century presenta un grato regreso, adecuado si se toma en
consideración las aplicaciones crooner de Tillman.
Trayendo consigo un estilo determinado por su narrativa de estupendos alcances vocales, que despliega observaciones irónicas a diestra y siniestra, acerca de las andanzas de ciertos personajes desagradables que terminan siendo cómicos y mero reflejo de los tiempos descompuestos que nos tocan vivir, FJM fluye entre un sonido folk rock de alcances tan épicos como llanos, ahora, adentrándose en una escala evolutiva obvia aunque sincera, porque dejando de lado la estridencia de las guitarras rock, la atención se encuentra posicionada en el empleo de las bigger bands de entrañable influencia jazz contemporánea conjunto a la mejor tradición pop.
Chloë apertura el álbum, remitiéndonos a un cursi cabaret de los años treinta o cuarenta en el corazón de una agitada ciudad americana, donde conocemos las pericias vitales de la chica protagonista, en ocasiones tan normales como perturbadoras. Goodbye Mr. Blue es un poco creativo reboot del tema de Harry Nilsson “Everybody´s Talkin´” conocido por ser el tema principal de la película Midnight Cowboys; sin embargo, no todo es una imposta forzada de tenue rock campirano, ya que su letra narra brillantemente, la reunión de una pareja fastidiada uno con el otro, debido al luto por su gato recién fallecido.
Kiss Me (I Loved You) despliega grandiosos arreglos de cámara en favor de la expresividad romántica de Tillman, volviéndola una de las piezas más ambiciosas en toda su carrera y de la cual, sale bien librado gracias a la sintonía con la que su arreglo vocal surca la cresta de las cuerdas, piano y batería somnolienta. (Everything But) Her Love filtra la voz de Tillman a través de un vibrato, tirando una cálida incomodidad a la suave paleta de arreglos aventajados de violines y percusiones que brincan en zigzag mientras asoma una guitarra acústica y el suave adelanto de un piano que asesina discretamente. Buddy´s Rendezvous es una de las piezas sublimes de la placa, un vaivén melancólico de tenue bossa nova que sirve como pantalla a un narrador de corazón roto, divagando entre los recuerdos perdidos y los años mal gastados, resaltando el efecto eléctrico de unos platillos que avivan cual antorcha y el color fluorescente de las cuerdas y un saxofón de cadencia afligida.
Q4 es otro punto alto, revelándose como una tranquila, aunque no despejada cabalgata de ritmos engañosamente vertiginosos, en tanto el arreglo vocal seduce con su aparente ingenuidad y letra que narra la pericia de una escritora que roba las memorias de su difunta hermana para hacerse de éxito literario. Olvidado (Otro Momento) irrumpe de lleno con un expresivo y cadencioso bossa nova en regla, donde Tillman canta el coro en español, sin embargo, debido a su inexperiencia fonética con el idioma, falla en su despliegue melódico y atora lo que debió ser un instante épico. Funny Girl mejora las cosas con su remisión natural de orquesta de cámara jazzística y estilo vocal a la Johnny Mathis, con sus vaivenes soporíferos y trompetas acaloradas. Sin duda, su letra resalta con brillo natural, gracias a su extraña historia acerca de una chica que se enamora de un comediante de baja estatura y este no sabe si acaso es una persona real o mera fantasía. Only a Fool es otra pieza agradable con reminiscencias de cámara y jazz, arreglos más reposados y vientos curiosos, presentándose divertida y luminosa.
We Could Be Strangers se acerca a los soundtracks de realidades oníricas à la David Lynch, donde la narrativa no obedece a una lógica de guión, sino a la agudeza de los sueños salvajes: guitarras opacas e intrincados arreglos de cuerdas se conjugan con su letra, sobre un caso de asesinato que no se resuelve a través del raciocinio, sino de la intuición azarosa.
El álbum cierra con la ominosa The
Next 20th Century una espeluznante narración de imágenes descompuestas que
viran desde una persecución nazi, Val Kilmer siendo Batman a mediados de los 90
y el intercambio de todas las canciones de amor en el mundo, por un futuro que
irremediablemente no está destinando a existir; todo, a través de una danza
alucinatoria de teclados psicodélicos, una cortina de ruidosas cuerdas y fugaz guitarra eléctrica
cargada con distorsión; sazonando la turbia atmósfera del oscuro Hollywood de
los años 20.
Chloë and the next 20th Century es una intensa y apocalíptica recapitulación
de las preocupaciones sociales de Father John Misty, quien ha sido
atinado anteriormente y en esta ocasión, columbró un trabajo más exuberante e
ingeniosamente audible para cualquier audiencia.
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