SINÉAD O´CONNOR – THE LION AND THE COBRA (1987)

Algo que distingue el arte, de entre muchas otras disciplinas, experiencias y actividades humanas, es su considerable resistencia a los embates que pretenden aminorar su derivación epifánica. La propia inspiración que llega a los artistas, en distintos momentos, provoca una transformación, una especie de descubrimiento que el poeta William Blake llamaba “La Visión”.

Para una veinteañera Sinéad O´Connor, de origen irlandés, su natural sentido de rebeldía, perfeccionismo y desinhibición, impulsó su estilo de composición musical sencilla, hacia límites que jamás hubiese imaginado. Para ese entonces, la discográfica que la fichó era consciente no sólo de su enorme capacidad vocal, sino de sus dotes brillantes para escribir canciones con valerosos arreglos y letras inteligentes de incitación espiritual.

Una princesa irlandesa

Para la grabación de su primer material, la dirección no resultó del agrado de la artista. La entonación y atmósfera, por tratarse de los años ochenta, giraba en torno a la música celta y empalagosas melodías europeas de sintetizador new wave, Sinéad rechazó continuar con el registro, despidiendo al productor que se le había asignado y tomando por completo las riendas, descartando el material ya completado e incluso, teniendo que compensar de su propia bolsa, el coste de las grabaciones en adelante.

Sin embargo, fue la mejor decisión que pudo tomar por el bien de su álbum, imprimiendo lo mejor posible los sonidos que escuchaba en su cabeza, tal como ella deseaba, incluyendo las imperiosas mediciones que su voz podía alcanzar a través de métricas mejor enfocadas y que no desequilibraban un elemento por otro.

El resultado, completamente satisfactorio, fue The Lion and The Cobra, uno de los mejores discos debut en toda la historia del pop moderno, editado el 25 de octubre de 1987, presenta una edulcorada serie de elementos superlativos en perfecta armonía: tibias guitarras acústicas, percusiones militantes, atmósferas que despiertan un acogedor sentimiento de libertad, esperanza y, que al mismo tiempo, estimulan el interés de una escucha activa: aquí hay muchos más sonidos de los que aparentan, desde instrumentos de cuerda que hierven con drama, agresivos drone shoegaze y una seductora esencia bailable; sin olvidar la acentuada influencia bíblica en las letras y una participación especial de Enya recitando un pasaje del Gran Libro en gaélico.

Interpretando "Jackie" en vivo

Con todas las piezas acomodadas de forma estratégica, el descubrimiento de las influencias directas en Sinéad no es difícil de escudriñar: las latitudes ambientales de Peter Gabriel, el funk enérgico/sexual de Prince, además del impetuoso rap contemporáneo. Iniciando con Jackie, deliberadamente tensa, fluyendo a través de resonancias rasposas y una escalofriante línea vocal apocalíptica. Mandika estimula los sentidos con su pop rock altivo, vocales expresivas acerca de una mujer que lucha contra dogmas e imposiciones, los riffs de guitarra y redobles de batería avanzan agradablemente juguetones.

Mandika

Jerusalem es una escabrosa mezcla de genealogía folclórica irlandesa, tempestad rockera, sintetizadores y un enigma ambulante en el arreglo vocal, repercutiendo con intensa luz que equilibra texturas y ritmos en esta pequeña sinfonía de fantasmal pasión.

Jerusalem

Just Like U Said It Would B celebra con energía acústica el acontecer de letras poéticas y tranquilidad que precede a la tormenta: melodías templadas, tersa regalía de lucimiento vocal entre susurros y desafiante control meritorio, el llamado carnal que deambula entre las pasiones secretas de un amante y el respeto hacia la institución familiar.

Just Like U Said It Would B en vivo 1987

Never Get Old presenta a Enya recitando brevemente la Biblia, mientras el foco imperioso recae por supuesto, en sus acrobacias místicas: la búsqueda por la personalidad compositiva, detonando en una letra influida por su fe cristiana sobre florituras de medio oriente, atmósferas pulidas que conjugan épicamente guitarras, teclados, piano y percusión ominosa. La colosal Troy es una de las mejores canciones en toda la trayectoria de la artista irlandesa: una oscura balada completa con cuerdas filosas, un arreglo vocal furioso y pesadas inflexiones; donde en sus letras autobiográficas de repercusión poética, Sinéad relatan la muerte de su detestable madre, quien la maltrataba, en un accidente de tránsito, incluyendo vividas imágenes de dragones asesinados y aves fénix que erigen su vuelo.

Troy

Combativa sobre el escenario

I Want Your (Hans on Me) parte de un reggae delirante, divertidamente cadenciosa, envolviendo una decidida línea vocal en crecendo con extraña sensualidad, inocencia y reiteración de la dignidad personal y femenina, fusionando teclados a tope, batería procesada y guitarras cíclicas.