THE CURE – FAITH (1981)
La adolescencia contiene una variedad de fases interesantes,
comprendiendo una etapa importante de formación, que en su mayoría, resulta por
demás desagradable. El individuo se encuentra atrapado en una temible
encrucijada: se añoran los momentos de la cómoda niñez con aprensiva nostalgia,
al mismo tiempo que las vacilaciones acerca de un futuro incierto carcomen la
consciencia. El nivel de cuestionamiento personal trasciende hasta mutar en una
llamarada de incertidumbre existencial tan peligrosa como intrigante. La
promesa de la cercana adultez es un arma con dos filos, ya que permite
manejarse con total y soberana autonomía individual, al tiempo que se pierde
irreductiblemente la inocencia, virtud que se disipa para jamás volver.
Este mismo caos de tonelaje emocional, llevó a Robert Smith a
profundizar en sus letras, dotándolas de una esencia filosófica cruel,
casi poética, ya que las complejas divagaciones progresaron en ralas imágenes y
sensaciones apesadumbradas. Como guitarrista, voz, mente maestra y corazón de The
Cure, Smith motivó a sus dos compañeros inseparables, Lol Tolhurst
en batería y Simon Gallup en bajo, a labrar un sendero cada vez más
puntilloso, conformando una especie de personalidad pantanosa y por
supuesto, sobresaliente.
De vuelta a la formación de trío |
Después de un peculiar debut más instalado en sus influencias punk, Three
Imaginary Boys [79], y su segundo álbum, el experimental Seventeen Seconds
[80], la agrupación proveniente de Crawley avanzó en destrezas
instrumentales, además de enfatizar en sus propias heridas emocionales, el
desconcierto de la vida que se presenta como una especie de luz cegadora que
lastima, dejando tras de su efecto perturbador, una prorrogada oscuridad. Si
bien las comparaciones con el siniestrismo de Bauhaus y Joy
Division aparecieron, la evolución en el sonido de The Cure
resultaban auténtico, exacerbado y denso, un amasijo de tristezas acumuladas
que prácticamente imploraban estallar en mil pedazos, una sed ávida por
desprenderse de convencionalismos para herirse, gustoso por señalar sus propias
deficiencias, permaneciendo en un estado de dolor continuo.
Sin embargo, el ingrediente final para la gestación de Faith, fue el
fallecimiento de la abuela de Smith y de la madre de Tolhurst,
hechos que sirvieron como detonantes para establecerse tan dentro de la penumbra
como fuese posible. Desafiando la tendencia de abusar de los sintetizadores edulcorados con melodías pop facilonas, el tercer opus de la Cura comienza a mostrar un mundo
distorsionado, hacinado por una niebla imperativa que humedece el rostro del
oyente. Auxiliados tras la consola por un
pertinente Mike Hedges, las sonoridades enclaustradas en la
reconstrucción conceptual del álbum maximizaron lo que a plena vista se
aproximaba: guitarras de cuerdas filosas, un bajeo cada vez más hondo y
teclados que conformaban atmósferas ominosamente grises.
Luces y sombras en vivo |
Publicado el 14 de abril de 1981, la placa abre su tempestad con The Holy Hour, poseyendo una marcada línea de bajo fúnebre, teclados semejantes a una gruesa muralla de frío mármol lapidario, ensalzando un ritmo lento con abatidos acordes de guitarra, mientras la voz de Smith presenta su típico matiz deprimente. Primary acelera espectacularmente con su acompasada rítmica saltarina, acordes metalizados y una letra íntimamente desesperada, creando una atmósfera tensa gracias al fantástico arreglo vocal; un hito casi tenebroso.
La fantasmal Other Voices ejemplifica la presencia más oscura del post punk, añadiendo un distintivo industrial, gracias a sus compases mecánicos, bajo grueso y dictatorial, rematando discretamente con una guitarra punzocortante; su letra corteja la melancolía, casi abrazándola como un mantra de sórdidos cuestionamientos.
All Cats Are Grey es una caminata a través de la niebla espesa: una marcha pausada, atmosférica y deprimente, gracias a los densos teclados y el efecto de eco aplicado en la voz, usando un serial de metáforas inteligentes en su letra, para aludir a la muerte y la sensación de vacío que conlleva la perdida. The Funeral Party parece arribar hacia donde la caminata dolida del corte anterior pretendía: la celebración del luto en una ceremonia a plena luz de un día gris, sensación que se enrarece por los gruesos muros de sintetizador, cercano al efecto de los órganos de iglesia, procesando un eco punzante, el inigualable bajo ominoso y la batería que avanza sobrecogedora; con un Smith que suena por demás afligido. Doubt irrumpe con gran energía: ritmos desesperados, guitarra que incurre en un descarado riff circular y su letra existencialista en voz del sufrimiento. The Drowning Man repercute espesa y destructiva con desconcertantes imágenes sobre una persona que se ahoga, entendiéndose de forma literal o figurada; mediante largas reverberaciones efectivas, bajeo que engrosa la percusión mientras la guitarra semeja un tempano junto a la línea vocal espectral.
En el monumental corte final, Faith, el propio Smith cuestiona su creencia católica: si acaso mantener la fe puede resultar una especie de salvavidas o sólo una herramienta que sobrepone el sufrimiento en primer plano. Musicalmente, su rítmica minimalista permanece impasible a cambios, salvo por algunos punteos repentinos, la guitarra lánguida se intercala con el estupendo trabajo vocal, espesando la atmósfera con un resultado casi espiritual: la tristeza como dogma absoluto que presagia una ruptura psíquica y emocional.
Faith es la primer materialización sónica de la melancolía como “cura” para los males, un esfuerzo perdurable y subestimado: paso requerido en la trayectoria de The Cure, quienes explotarían este recurso hasta integrarlo como su principal tarjeta de presentación.
Tracklist:
1.- The Holy Hour
2.- Primary
3.- Other Voices
4.- All Cats Are Grey
5.- The Funeral Party
6.- Doubt
7.- The Drowning Man
8.- Faith
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