PEARL JAM – TEN (1991)

 


Peldaño fundamental en la historia de la llamada “Nación Alternativa” en Estados Unidos, y recién cumplido su treinta aniversario apenas el mes pasado, Ten vale su peso en oro, un regalo sonoro que bien puede embonar en cualquier etapa de la vida del escucha que se sumerge bajo las capas de su ensoñada imaginería: situaciones templadas en ternura como encarnizadamente sórdidas.

El camino hasta Ten, sin duda, no fue un lecho de rosas, habría que recapitular la genealogía del grunge para comprender los factores que conllevaron el nacimiento de Pearl Jam y su primer pico creativo que culminó en un irreductible punto de fama internacional. Remontándonos a 1984 con la aparición de Green River, en algún oscuro rincón de Seattle. Destacados por sus arrebatadas presentaciones en vivo, la mayoría en clubs pequeños y fiestas, su repercusión fue mínima comparándola con las bandas que nacerían de su fragmentación: Mother Love Bone y Mudhoney.

Sin embargo, es importante apuntalar, que sin el grado de renombre y posterior caída de los primeros, la “Jalea de Perla” nunca hubiese existido. Los Mother Love Bone poseían el brío de hard rock de Aerosmith en los setenta y el glam rock de los Sweet y Queen, una mezcla de elementos ganadora, debiendo ser la primer agrupación de “grunge” o mejor dicho, originaria de la capital del estado de Washington (no confundir con el distrito de Columbia), en obtener el auge comercial y popular; sin embargo, su destino resultó otro.



Por fortuna, tanto el guitarrista Stone Gossard como el bajista Jeff Ament no desistieron de llevar una carrera musical que les trajera el éxito, y por recomendación del ex baterista de Red Hot Chili Peppers, Jack Irons, localizaron a un surfista que terminaría cautivándolos por su estilo vocal apasionado: Edward Louis Severson III, mejor conocido como Eddie Vedder. Complementando la formación con el excelso Mike McCready en la guitarra líder y el baterista Dave Krusen, la alineación experimentó un estado casi de gracia al acoplarse fantásticamente al participar junto a Chris Cornell y Matt Cameron en el super grupo/tributo Temple of the Dog (cuya reseña de su álbum premier está disponible en el blog).



Sin perder tiempo, la agrupación complementó en automático varias ideas de canciones que tenían retenidas en el escritorio, dándoles un giro importante e imprimiéndoles una personalidad única, perfeccionando todo el material con un acople dinámico de guitarras, el bajo combativo y letras sinceras.

Entre marzo y abril del ´91, entraron en el estudio de grabación con Rick Parashar tras la consola de producción, dando forma definitiva a su opus en un esfuerzo maravilloso, inolvidable que carga sobre sus hombros sónicos una descarga apabullante de pasión. El sonido del álbum es agradable, cálido, deudor con las texturas del rock clásico, épico y extrovertido, un cauce donde se fusiona pasado y presente, aportando temas sociales relevantes en su temática: asesinos seriales, pobreza, marginación, soledad y depresión.

Ten (titulado así por la admiración de los miembros de la banda hacia el basquetbolista Mookie Blaylock) inicia con una suerte de atmósferas enigmáticas, hasta que los riffs furiosos de Once irrumpen en un afán melódicamente intrincado, la voz cavernosa de Vedder y el galope incesante de la sección rítmica de Ament y Krusen, destilando una impactante letra, acerca de un sujeto perturbado que inicia una descomunal matanza. Even Flow perfora las capas de aire con sus guitarras fuertes, lustre batería y característico fraseo, creando una atmósfera nocturna y gloriosamente armónica. La letra poética, saca a flote a miles de indigentes que no poseen un techo donde vivir. 



Alive es el gran himno, no sólo del álbum y trayectoria de la banda, sino de la consciencia colectiva, al tratarse de un poderoso despliegue de habilidad musical y vocal, poseyendo aquel atractivo “crescendo” plenariamente inspirador: imposible no sentirse verdaderamente vivo al encontrarse con este corte. 



Why Go ejecuta una línea de bajo contundente a la par del paso marcial de la batería, entremezclándose con una dispersión de riffs que fluyen con energía y contundencia. Vedder se luce con su letra, acerca de enfermedades mentales y la oscuridad que envuelve los centros donde se atienden estos padecimientos, adicional del brillante solo y guitarras dobladas de McCready, rescatando la mejor esencia del Clapton de antaño. 

Black es otro punto monumental que narra con apego el desamor y sus dolidas repercusiones introspectivas. Llevada por excelsas melodías texturales y un canto hiper sensible, la producción impregna efectos corales brindando una sensación aún más épica y oscura. 




Jeremy es un sólido corte vuelto en clásico inolvidable, basado en la historia verídica de un chico que se suicidó en su salón de clases, frente a todos sus compañeros. Digna del calificativo de “arena rock”, la introspección se vuelve rigurosa más allá de la letra, expandiéndose a través de sus guitarras con duras acometidas y cediendo a la sección rítmica incontenible protagonismo. 



Oceans es un breve descanso, encajando las melodías en un ejercicio casi espiritual de letra nuevamente poética, enarbolando imágenes soberbias y experiencia aural insoldable: oleajes de agua fresca bajo el sol, pocos instantes reflexivos tan maravillosos como este. 



Porch es un corte de ganchos imperecederos y vibrato descontrolado, con efectos inmediatamente catárticos: iracundo hard rock que obtiene su rugido de ciertas influencias punk y del entrañable jam heredado del mismísimo Hendrix




Garden y Deep son dos espectaculares temas injustamente olvidados: el primero es un melódico sobresalto que estalla con guitarras fuertes y bajo circunspecto, acompañando su letra de figuras misteriosas y voz melancólica. La siguiente, expande los límites de la dinámica rock, acoplando de manera estupenda guitarras, desgarres vocales y galope enérgico de batería. El álbum finaliza de forma gigantesca y sentimental con Release inicia atenuada, colmándose con líneas armónicas que destilan preciosismo, además de una larga impresión dedicada al padre de Vedder, en una experiencia espiritual que inspira a idear una vida más allá de la muerte, abandonando el sufrimiento para resarcirse en una instancia superior.



Plato digno de la maravillosa cosecha de 1991, Ten, en efecto es un álbum de diez cerrado, el primer pecado de Pearl Jam: su mejor disco inauguró su trayectoria discográfica en un esfuerzo emocionalmente resarcible, edulcorando con su cálido saber de historia musical estimada y absolutamente trascendente.


Tracklist:

1.- Once

2.- Even Flow

3.- Alive

4.- Why Go

5.- Black

6.- Jeremy

7.- Oceans

8.- Porch

9.- Garden

10.- Deep

11.- Release


Álbum completo en YouTube y Spotify 

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