A CERTAIN RATIO – THE GRAVEYARD AND THE BALLROOM (1979)
Dentro de la inmensa variedad de propuestas, géneros y estilos musicales
que he llegado a escuchar en mi vida, uno de los que gozo con mayor ahínco, es
el post punk. El empeño con la que algunos personajes de enrarecidas
personalidades y otros de aptitudes mejor que sobresalientes, lograron aportar
un nuevo rasgo a la historia de los registros fonográficos, aunque por más
diminuto, iguala en importancia a cualquier compositor clásico y/o de
vanguardia.
Alejados de la fama descomunal o el reconocimiento comercial, A Certain
Ratio resulta uno de esos diamantes en bruto que siempre es bueno descubrir,
furtivos a los reflectores que les tocaron a otros contemporáneos como Joy
Division y Public Image Ltd. En un momento que resultó un hervidero
de creatividad desbordada, la agrupación oriunda de Flixton, Greater
Manchester, fue integrada originalmente por el guitarrista Peter Terrell
y Simon Topping en la voz, a los que se unieron posteriormente Jez
Kerr en el bajo, Martin Moscrop como trompetista y Donald Johnson
en la batería.
Sin ser del todo brillante y estupendo, “El Cementerio y el Salón de
Baile” es una compilación condensada con una fúrica medida idiosincrática, trabajado
con increíble precisión, volviendo claros los tonos perceptiblemente grabados en
condiciones Lo fi. Do The Du (Casse) inicia la primer parte (The
Graveyard), ejemplo de ritmos intrigantes, rasgueos de guitarra
desproporcionados y vocales truncas, un contundente esfuerzo de arbitrariedad y
maravillosa elocuencia taciturna. La misteriosa Faceless, se desliza a
partir de riffs asonantes y vibraciones de bajo sobrecogedoras, la batería sobresale
por sí misma, mientras el canto de Topping recuerda ineludiblemente al
de Ian Curtis, aunque menos dramático. Crippled Child subyuga la
melodía a la ejecución poderosa del ritmo, entonando una serie de
vociferaciones crepusculares que no abandonan el hermetismo de cadencia dionisiaca.
Choir es un corte de rítmica intrincada embarnece a partir de retroalimentación, rodeándose con misterio y un templado caos, las vocales
exacerban con resonancia experimental, creando este “coro” meticulosamente oscuro.
Flight es un caustico y breve sobresalto de bajo pesado, sobresaliendo
las percusiones entramadas con rasgueos espontáneos y el tono agónico de las
vocales. I Fail es un pago irreductible hacia las influencias de hard
funk de la banda, donde Parliament se encuentra muy presente, modulando
los crujidos conspicuos de la guitarra y alcanzando una cúspide de éxtasis y mustio
desenfreno. Strain sube las revoluciones en el bajo, como una ominosa
presencia sazonada con rasgueos de rimbombancia turbia, maravillosas vocales
que desprenden imágenes enrarecidas y estoicas, además del estupendo arreglo de
batería. All Night Party inicia con la segunda mitad de la placa, (The
Ballroom) grabada en vivo en el Electric Ballroom, durante octubre del 79 y
marcando a leguas, la prodigiosa baja definición mientras el ímpetu acelera entre
armonías que son encubiertas por la inmensa línea de bajo, precoz e
irremediable, igualada sólo por la violenta percusión. En Oceans convergen
de manera incendiaria el ruidismo experimental de los Velvet Underground
inyectando directo a la vena y el arribo desmitificado del funk, empatado con el
ardor misántropo de Joy División. Choir vuelve para su ronda en
vivo, intensificada en fluidez y expandiendo su dinámica estrafalaria. The Fox
es un interesante ejercicio de percusiones con ritmos apegados al swing,
rasgueos efervescentemente espontáneos y una trompeta de oscura resonancia. Suspect
libera retroalimentación entre taciturnas vocales, rasgueos funk que conjugan
el bajeo irritable y una batería afanosa que invita al baile tribal. De igual
forma Flight es retomada para un round en vivo, sirviéndose de poderío que
siempre otorga la entidad presencial, expandiéndose en una especie de rito perpetuo
que somete hacia la oscuridad inhóspita del espacio profundo. Genotype-Phenotype
confluye el álbum, sopesando la intrincada versatilidad de la
instrumentación, las letras redactadas con ingenio y la ambivalencia entre luz
y oscuridad vívidas a rigor: una onda expansiva de ruido, líneas de bajo volcándose a la majestuosidad.
The Graveyard and the Ballroom es un clásico casi desconocido que merece una revaloración urgente, escucharse con altavoces en las calles de toda ciudad, enmarcando un instante iniciático para comprender ese momento en la música donde se separan los obtusos de los valientes y audaces.
Tracklist:
1.- Do the Du (Casse)
2.- Faceless
3.- Crippled
Child
4.- Choir
5.- Flight
6.- I Fail
7.- Strain
8.- All Night
Party
9.- Oceans
10.- Choir
11.- The Fox
12.- Suspect
13.- Flight
14.- Genotype-Phenotype


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