RED HOT CHILI PEPPERS – THE RED HOT CHILI PEPPERS (1984)
Cuando el punk irrumpió en la escena musical a mediados de los setenta, trajo
consigo un cambio radical que no terminó en cosa de pocos años, sino que
continuaría mutando, y añadiendo a su mezcla la peculiaridad de varios géneros musicales preexistentes,
hasta evolucionar en toda clase de variopintas experiencias.
Ejemplos de esto último, brotaron por cientos con el albor del post punk
y más, cuando ciertas motivaciones pop entraron en escena en la década
del ochenta. Con esta comanda, el inocuo
sentido de innovación de un cuarteto de amigos, aficionados a la música negra y
al punk, llevó su iniciativa musical mucho más lejos de lo que imaginaron en
principio.
Red Hot Chili Peppers fue fundada por Anthony Kiedis, Michael
Balzary, quien ya era conocido como Flea, Hillel Slovak y Jack
Irons en 1983, después de repasar una larga y tumultuosa galería de miembros,
bandas y nombres, de los que destacaron What Is This? (con Irons
y Slovak como miembros activos) y Tony Flow and the Miraculously
Majestic Masters of Mayhem cuyas presentaciones en vivo, daban de que
hablar en el círculo subterráneo de bandas iniciáticas.
Ya establecidos como Chiles Pimientos Rojos Picantes, el cuarteto compuso
varios cortes en los cuales, el funk, el rap y el soul alocado à la James
Brown, fueron los rasgos principales, impulsados, por supuesto, mediante el
ímpetu caótico del punk, como estilística definitiva.
Haciéndose de renombre, alcanzaron ese momento primerizo de triunfo para cualquier agrupación de jóvenes que apenas rebasan sus veintes: firmar
un contrato discográfico con una disquera internacional. Y no fue para menos que
EMI se fijara en ellos. La relación entre los muchachos era fantástica, notándose
en su dinámica musical, fresca, exuberante y explosiva. Sin embargo, también traerían a cuestas una especia de maldición que los perseguiría durante años: los cambios constantes dentro de sus filas; siendo Kiedis
y Flea, los únicos miembros “estables”. Por ejemplo, Irons
y Slovak aun militaban en What Is This? a la cual regresaron sin
pensársela mucho, justo a unas semanas de ingresar al estudio con los Peppers
por primera vez.
Sus reemplazos, aunque eficientes, significaron el principal “problema” en
la consistencia de la placa. Adicional, se añadiría un segundo factor no menos
importante: el mismísimo Andy Gill de los legendarios Gang of Four
fungió como productor. En teoría, esto no debió traer inconvenientes,
sin embargo, Gill se mostró poco indulgente al momento de “respetar” la
esencia funkera de las canciones y del grupo, intentando imponer un aire mucho más rockero para restarle esa energía tan presente en toda la demás discografía de la banda.
Buckle Down es funk rock con tintes de metal en sus riffs de guitarra, aderezándose con trompetas y la arremetida constante del bajo, Kiedis se encuentra en su elemento tras el micrófono, en tanto el baterista Cliff Martínez realiza un estupendo trabajo de percusiones energéticas, interactuado con la aparición esporádica de congas. Get Up and Jump es un corte acelerado por acción del bajo y la voz, sumergiéndose imperiosamente en la rítmica funk de trompetas y percusiones latinas.
Why Don´t You Love Me se desviste del funk en forma, mientras el arreglo vocal mutante divaga entre soul y rap, sin decidirse por uno. Los metales de viento fungen como lo mejor, mientras la sección rítmica se siente apabullada y la guitarra brinda punteos mucho más diáfanos en este corte más divertido que interesante. Green Heaven se acerca por mucho al heavy metal en su extrañeza, con guitarras pesadas y un bajo cumplidor pero agotado, la voz resulta una mezcolanza sin definir, entre el stoner rock de bajo calibre y un rap temeroso. Mommy Where´s Daddy es un intento de funk blues de acordes luminosos, las trompetas y saxofones adquieren importancia preliminar, mientras el aderezo principal son los coros de Gwen Dickey, dentro de la letra noir, narrando una historia verídica de orfandad.
Out in L.A. recupera el ímpetu funk, con su bajo renovado y
melódico, percusiones hondas y un solo de guitarra efervescente, aderezando la
narrativa veloz y alocada en la letra. Police Helicopter emulsiona la
economía frenética del ska con agresivas vocales punk, añadiendo como arma
secreta, el bajo funk de gran musculatura. Finalmente,
Grand Pappy Du Plenty es un corte instrumental de nombre conceptual y chocante,
cosa que la agrupación continuarían erigiendo, por lo menos, durante el resto
de la década. De atmósferas fantasmales, es una manera extraña de concluir, casi anticlimática,
algo que se esperaría más de otros allegados al funk como Primus, que de
los Peppers.
Si bien, esta es una escucha ultra necesaria para los fanáticos de hueso colorado, los oriundos de Los Ángeles, dieron lo mejor para plasmar una ejecución, aunque eficiente, todavía con bastantes rasgos por pulir.
¡Muy buen disco!
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