HAYLEY WILLIAMS – PETALS FOR ARMOR (2020)

 

No resulta complicado hacer memoria para regresar a los días, cuando las agrupaciones cuya estética musical giraba en torno al emo y al pop punk, que no eran pocas, dominaron las listas de popularidad, más o menos entre 2005 y 2008. Entre la camada de jovencitos que alegaban sufrir las adversidades de la vida entre guitarrazos y batacazos semidescremados, estaba una banda cuya dinámica destacó, sobre todo, por el desempeño de su vocalista, una imperiosa muchachita que poco a poco, fue mostrando notables guiños de talento.

Si bien, los primeros trabajos de Paramore, corresponden a la descripción de “rocksito”, algo alegre, algo sensible, fue su obra final hasta la fecha, After Laughter (2017), cuando el potencial compositivo de Hayley Williams explotó con mayor ahincó.

De esta manera, llegamos a su álbum debut, grabado entre 2019 y 2020, reflejando un importante compromiso con su carrera musical, así como su crecimiento como artista y como persona, situación que ella misma comunicó en diversas entrevistas, entrando en un periodo de autorreflexión y descubrimiento.

Petals for Armor es un álbum, propiamente dicho, ejemplar. Una salida de la zona de confort, un arriesgado experimento pop, exponiendo la sed de estirar lo mejor posible las posibilidades artísticas, para obtener los mejores resultados posibles, o en el caso de la música, sonidos más parecidos a los que suceden en el interior de la mente del artista.

Inmerso en la mejor esencia del pop de los ochenta, el álbum comienza con Simmer una inquietante muestra de art pop, entretejida a partir de vibrantes texturas electrónicas y el desempeño vocal de Hayley, como una tersa amenaza. Leave it Alone figura a partir de punteos de bajo y la voz de Williams como un susurro juguetón, en tanto una tibia guitarra brinda color a la pieza. Es perceptible el aura nocturna y melancólica que despide, más allá de su tribulada letra. Recuerda un poco a las baladas sinfónicas de la primera Björk. Cinnamon tiene un despliegue vocal exuberante, distintos efectos de sintetizador, percusiones mecánicas y cierto aire a St. Vincent. La pieza, contiene una fuerza ambivalente: las voces son diáfanas, en tanto sus ritmos aseveran la fluida oscuridad en su letra. Creepin´ se arrastra lacónica, aludiendo a su buen trabajo de guitarras, bajo y sintetizadores, extendiendo matices bailables y circunspectos, mientras el efecto en la voz de Hayley, acentúa su energía amenazadora. 

Sudden Desire exacerba la imperiosa necesidad de catarsis de su compositora, mediante inesperados cambios de ritmo, permitiendo que los sintetizadores y bajo toman la rienda, dejando ahogar las guitarras. Hayley explota intensamente, partiendo de un susurro tierno hacia un arranque dramático. 

Dead Horse declara una circunspecta depresión, partiendo de una relación amorosa dañina. Las texturas de sintetizador modulan el fluido y motivado canto de Williams, en tanto la sección rítmica fulgura un rostro mucho más bailable. 

My Friend tiene como referencia inmediata, a Fiona Apple y Thom Yorke, decantándose hacia una producción más limpia. Tiene brillantes despliegues de bajo y sintetizadores, los cuales matizan y redondean la voz, como una especie de capa multicolor. Over Yet es más divergente con respecto a experimentar con las melodías. Despegándose de la estética pop común, los ritmos engrosan el trabajo de los sintetizadores, engrandeciendo el cuerpo del bajo, el cual luce como un elemento fundamental en todo el álbum. Encontramos un valiente coro pop ochentero, de excelente gancho directo al hígado. 

Roses/Lotus/Violet/Iris es una grata sorpresa sin duda. Blandiendo una aguda esencia femenina en su letra, misma que prevalece, engrandeciendo su destino. Su capa orquestal se conjuga con el downtempo de la sección rítmica, figurando una pieza cándida y deliciosa. El trabajo vocal de Hayley es casi épico, ponderándose como una extraordinaria cantante. Why We Ever es una colorida canción, de bajo concienzudo y sintetizadores tersos. La expansión vocal de Williams nuevamente sorprende, valiéndose de melodías y ritmos, sacando todo el brillo posible a esta pieza llena de sensibilidad. Pure Love recurre al espíritu de los ochenta, comenzando como una balada, para relumbrar entre sintetizadores y teclados que endulzan el oído. Taken evoca una dinámica de jazz en su sección rítmica, fundiéndose a partir de una textura electrónica moderada y los punteos suaves de la guitarra. Hayley tiene una voz muy capaz de ejercer varios matices y aquí lo demuestra. 

Sugar On The Rim parece haber sido compuesta en 1988, como un ataque de synth pop efectivo. Recuerda a lo mejor de Yazoo, sin hacer a un lado a Hayley, quien se desenvuelve a lo Annie Lennox. Watch Me While I Bloom es un arrebato poderoso, con excelentes sintetizadores, bajo funky que no cansa e interesantes estribillos. Su letra habla de la supervivencia, a partir de momentos depresivos, apretando a través del timbre brioso de Williams

Crystal Clear concluye el plato con oscilante agitación, siendo más atmosférica y decantándose a través de bonitas melodías pop.

Como una de las gratas sorpresas del año, este debut en solitario sorprendió a propios y extraños. Hayley Williams logró recobrarse de los interludios que afectaron su estado anímico, integrando un equipo de trabajo que incluye a su compañero en Paramore, Taylor York tras la consola de producción, Petals for Armor, primero lanzado en tres eps, e integrado como lp el 8 de mayo de 20202, luce como un enorme álbum que no puede pasarse por alto.



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