THE MARS VOLTA – DE-LOUSED IN THE COMATORIUM (2003)

 


Asomando desde las cenizas del post hardcore de At the Drive In y el rock fusión en De Facto, la dupla de Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala unieron fuerzas nuevamente para levantar una de las agrupaciones más reconocidas de los últimos veinte años: The Mars Volta en concepto, personal y habilidades musicales, es como una de esas grandes bandas de rock progresivo de los años setenta, aderezada con toneladas de guitarras explosivas (herencia del ya citado post hardcore, pero también del hard rock más aguerrido con toques de heavy metal), percusiones que delatan las profundas raíces latinas de los principales cabecillas, filtrado por una gama de sonidos que embisten con su base experimental distintiva.


Un par de alocadas mentes maestras 

Su álbum debut es sin duda emocionante. Su esfuerzo más puro y sobrecogedor, un viaje esotérico y psicodélico donde fluye el consumo de drogas en un frenesí artístico que caló profundo sobre una generación que ansiaba sonidos menos lucidos y más extravagantes. Editado el 24 de junio de 2003, De-Loused in the Comatorium certificó una necesidad apremiante por salir fieros al combate a través de un concepto provocador y crudo.

Tras la consola, Rodríguez-López compartió créditos con el mismísimo Rick Rubin, logrando plasmar una obra fúnebre, oscura y atascada, llena con alusiones psicodélicas de la muerte, los vicios, el arte y sobre todo, la personificación de la mortalidad, tal como los mejores filósofos clásicos se encargaban de conversar y despotricar. Bixler-Zavala basó todas sus letras en la vida de su amigo y mentor, Julio Vengas, pintor, músico y poeta mexicano, quien tras un pasón, terminó encaminado hacia la tumba, afectando significativamente las mentes de la todavía no conformada Mars Volta, pero que, los inspiraría en su carrera musical con ahínco.

Igual a la obra épica del malogrado (históricamente) Parménides de Elea, este “Despojado en el Comatorio” retrata un viaje tenebroso, saturado de aventuras y profundamente recordado, casi como un evento que transmuta lo mítico en realidad.


Inertiatic Esp

El ciclo arranca sigilosamente con Son et Lumiere, llena con efectos que poco a poco brindan fuerza a la atmósfera espacial que se entreteje, introduciendo casi de inmediato Inertiatic Esp canción convulsa por sus cambios frenéticos de ritmo, cosa semejante a la dinámica más enardecida de King Crimson. Crecida con las guitarras belicosas de Rodríguez-López, el bajo sobrecogedor de Flea (sí, el de Red Hot Chili Peppers) y la voz de Bixler-Zavala, el tema eclipsa las capas de aire y no se diga de la batería, contundente, cortesía de Jon Theodore, actual bataco en Queens of the Stone Age. Por medio de acordes sometidos a efectos y ecos, Roulette Dares (The Haunt Of) arremete poderosa intermediando con pasajes calmos (ambos y afanosos, semejan a los mejores momentos delirantes y melódicos de Pink Floyd). El registro vocal sobresale en rocambolescas cumbres inexploradas, curtiendo la historia del protagonista, Cerpin Taxt, como un frenesí psíquico batiéndose con los recuerdos de una vida que lentamente se desvanece  a través de un vórtice de imágenes arquetípicas de círculos infernales y dimensiones beligerantes. Algo parecido a Rael, protagonista de The Lamb Lies down on Broadway de Genesis, pero empujado al abismo extremo de las quimeras de la droga. De hecho, las letras contienen mucho de la técnica “cut-up” popularizada por William Burrroughs


Roulette Dares (The Haunt Of)

Tira Me a Las Arañas es un pasaje sonoro breve, experimental y caustico, estirado gracias al trabajo de Omar en las guitarras, cubriendo la pieza de atmósferas, tal y como si el protagonista hubiese caído en la enredadera de un mortal arácnido mutante. Drunkship of Lanterns es un desplante soberbio que se guía mediante furiosas percusiones latinas y bajo funk, un ataque de guitarras atonales de riffs pesados, densas atmósferas, voces inquietantes de registros imposibles de un eco subterráneo (y mitológicamente andrógino) à la Björk en sus mejores desgarros, mientras los teclados fraguan senderos giratorios como timones abandonados a la deriva, mostrando casi con imágenes llanas, las nuevas desventuras del protagonista: perdido en los recovecos de su inconsciencia. Eriatarka arranca con batería y guitarra sobrepuestas en una línea de sintetizador espacial, los paisajes melódicos intensifican las transformaciones enardecidas del protagonista: una vista entre la realidad acongojada y su letargo mutante. Por momentos existe una calma luminosa entonada por la voz, sin embargo, el reposo se interrumpe cuando un nuevo ataque de guitarras y percusiones explotan al unísono. 


Drunkship of Lanterns

Cicatriz Esp mantiene el dramatismo y la epicidad, a pesar de ser es la pista más extensa. Aquí Omar se ve acompañado por John Frusciante en la segunda guitarra, intervención que desencadena ola tras ola de solos delicados, grandilocuentes, riffs psicodélicos, metálicos y reverberaciones explosivas, situación añadida con las grandiosas vocalizaciones de Cedric. Por supuesto, Flea continúa luciéndose, expandiendo hondamente sus líneas de bajo, en tanto los pasajes sonoros resultan agudas experiencias tal como flotar dentro de una burbuja de cristal cromado, divagando a través de una bruma pendenciera. Por último, regresa la poderosa rítmica latina, muy semejante al progresivo realizado por Santana a principios de los setenta. 

Cicatriz Esp

This Apparatus Must Be Unearthed marca por separado los instrumentos con una dinámica que desmiente su propia colectividad instrumental. Batería y guitarra luchan separados de la voz supurante. Aunque desciende la velocidad y su permanencia melódica es afectuosa, puede caer por momentos en un intento (falso) de balada. Televators es una de las piezas más recordadas y queridas por muchos de los adeptos a la banda. Dentro de la historia que imprime la letra, aquí sucede una retrospectiva de toda la desgracia del personaje, desde sus días como artista, el accidente con sustancias ilegales que lo dejan en coma, su posterior suicidio, cumpliendo la catarsis dramática y anecdótica para alcanzar su destino. Encontramos guitarras fragmentadas con distorsión, la voz contiene momentos emocionalmente logrados, en tanto el resto de los instrumentos se subyugan a las necesidades y virtudes de las cuerdas de Omar. El álbum cierra con Take the Veil Cerpin Taxt canción afanosa con una extraordinaria guitarra que surge a partir de los rasgueos complicados, el bajo es una pulsación contante y la batería resulta un galope decidido. Experimental y psicodélica, claro, no podía quedarse detrás en texturas y desgarres vocales, cortesía de Cedric.


Televators

Terminado el viaje, tan espectral y beligerante, poco se puede decir de la respiración que le queda al escucha tras la experiencia. Grandes músicos colisionando con bases rítmicas de improvisación y recontextualización. The Mars Volta inauguró su carrera con el que sin duda, es su mejor álbum, difícil de comprender, claro, pero también imposible de olvidar.


Tracklist:


2.- Inertiatic ESP

3.- Roulette Dares (The Haunt Of)


5.- Drumkship Lanterns


7.- Cicatriz ESP


9.- Televators



Álbum Completo en 👉 YouTube y Spotify

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