NICK CAVE AND THE BAD SEEDS – FROM HER TO ETERNITY (1984)
A mediados de 1983, surgió una nueva oportunidad para Nick Cave. Acompañado
por Mick Harvey, ambos recién salidos de The Birthday Party, fundaron The
Bad Seeds, un símbolo de resurrección a partir de las cenizas y el escándalo
producidos por el desenfreno de los decibelios.
Enlistando al mismísimo Blixa Bargeld, uno de los responsables de la
corriente industrial más experimental de la música alemana subterránea, a Hugo
Race, ambos encargándose de las guitarras y al bajista de Magazine, Barry
Adamson. También integraron brevemente a Anita Lane, cantautora inglesa quien
mantenía una relación íntima (y muy abierta) con Cave.
A partir de esta alineación, Nick Cave buscó diversificar las ideas
convulsas que yacían en su mente, plasmar todo el caos y oscuridad mediante
música que tuviese mayor amplitud instrumental y mostrara una atmósfera descaradamente nocturna, permitiendo una mejor reflexión de su contenido lírico.
From Her to Eternity se grabó en Londres, entre septiembre y octubre,
del ya citado 83, terminándose en marzo de 1984. Desde entonces, el concepto fue
claro, o mejor dicho, penumbroso: lograr un álbum relevante donde estuviese impreso en su propuesta sónica chorros de sangre, sudor, escupitajos y alaridos disfuncionales. Y vaya que se logró
con creces. El primer esfuerzo discográfico de los Bad
Seeds es la fundación de una tradición musical enorme, unificando el post
punk al que pertenece como género por definición forzada, con las texturas
rasposas del rock en su estado más brutal, envolviéndolo con un manto de esencia distinguida, poética y
vehemente.
El joven Cave (de 26 años), trajo para sí la peculiaridad de dos de sus máximos ídolos, plasmándola dentro de las canciones contenidas en el álbum: podemos encontrar a Leonard Cohen, directamente con la tempestuosa Avalanche, tema de apertura que se sostiene a partir de su atmósfera lóbrega, la pesadez percusiva y el dramatismo apocalíptico de Nick Cave. El corte en manos de las Malas Semillas recibe un tratamiento infernal, tanto por la guitarra de Bargeld con sus acordes de efectos cavernosos, logrando un susurro atmosférico y profundo.
Cabin Fever! Repercute como el fantasma vengativo de Birthday Party. Entre percusiones a galope suelto, una espeluznante línea de piano y guitarras metálicas. A partir de aquí, el espíritu de Scott Walker fluye con vitalidad volcánica. Well of Misery abre con golpes tribales de batería y vocales dignas de invocación, mientras Cave fluye como un sacerdote vertiendo su dolor y miseria, a través de una anécdota sobre el infierno de las drogas (ya que andamos de explícitos, porque la misma canción lo es y lo requiere, acerca de la heroína).
From Her To Eternity es sombría y épica, explotando rabiosa sobre una conjunción hecatómbica de piano fantasmagórico, percusiones hondas y guitarras afiladas al rojo vivo. La experimentación entre música y letra, anuncia con magnificente crudeza este himno consumado y consumido, a la desesperación.
Saint Huck mantiene el misterio y dramatismo, a partir de las líneas de piano y de bajo (y probablemente de cocaína). Tratándose de una nueva alucinación apocalíptica, la canción sucede efervescente cuando la batería toma su marcha y las guitarras expanden su canto disonante como resortes oxidados haciendo rabietas, crujiendo espectrales en su eco pernicioso. Cave se luce predicando visiones paranoicas en su ya bien conocido berreo magistral.
Wings off Flies contiene una guitarra slide,
denostando una sensación country percudida. Las percusiones se mantienen hondas
en su galope, en tanto la segunda guitarra extirpa oscuridad y disonancia, como un
espiral descendente acerca de una anécdota escalofriante. A Box for
Black Paul es el cierre perfecto para tan impresionante plato. Una oda gigantesca
hacia la muerte, cuyo piano espectral acompaña el canto de Cave, deslizándose sobre
una montaña alucinante de caos y enajenación mórbida.
A 36 años de distancia de su publicación original, un 18 de junio, podemos adjetivar el debut de los Bad Seeds como un oscuro y poderoso desenfreno. Su escucha resulta tan absolutamente necesaria para todo aquel que se jacta de ser amante de la música y sobre todo, de sus vertientes más oscuras. Desde aquí, podemos entender la razón por la que Nick Cave es un ARTISTA con letras mayúsculas, tan inspirador y grandioso, que para fortuna de todos los escuchas que se sumerjan en las densas tinieblas de este primer opus, formidables cosas llegan conforme la discografía de los Bad Seeds avanza.
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