LOS FABULOSOS CADILLACS – FABULOSOS CALAVERA (1997)
¡A surfear!
Ha ha ha
Los Cadillacs son una de las mejores agrupaciones que han brotado en
Latinoamérica y para esto, hay dos excelentes razones: primero, muchos otros
quisieran tener el carisma y talento de sus integrantes, el bajo sobrecogedor y
pícaro del Sr. Flavio, que se conjuga magistral y marginalmente con la
irreverencia y voz de Vicentico. Segundo, las excelentes composiciones que le
han regalado al mundo después de 35 años de trayectoria.
Cuando todavía disfrutaban del éxito arrollador de su canción Matador
y de su rimbombante álbum Rey Azúcar (1995), las principales cabecillas
de los Cadillacs pasaron por un proceso de cuestionamiento casi
existencial: ¿Qué sigue? ¿Hacia dónde continuar?
La respuesta fue llevar al límite sus propias expectativas musicales. Si bien
su sonido arraigado en el ska y el reggae principalmente, había delineado una
construcción fiestera, relajada pero de auténtica consciencia, desentendiéndose
de la complacencia ufana y empatando más con la búsqueda constante, de una
verdad que no puede ser hallada como tal.
Para Fabulosos Calavera, editado el 28 de julio de 1997, se
exageraron las cosas, estirándose como una liga de plástico corriente y
delgado, abusando de la experimentación en un reto artístico para obtener un
resultado diverso que asesinara la conformidad: una mezcla poderosa entre el ska,
rock pesado y hardcore punk, del que por supuesto, también eran aficionados.
Estrenando guitarrista en la persona de un joven Ariel Minimal, la propuesta sónica derivó más arriesgada, para lo cual, Vicentico y Flavio fueron más penumbrosos en las letras. Constatado a profundidad desde los primeros segundos de El Muerto, pista sobrecogedora en la plenitud de metales, percusiones fluidas y vertiginosos cambios de ritmo a toda velocidad, casi salvajes. Si nos guiamos por la letra, pareciera la narración encapsulada de álbum conceptual. Surfer Calavera despunta por el bajeo místico de Flavio y ritmos acompasados, sus metales grandilocuentes y los embates de la batería y guitarra cuando pisan el acelerador. La letra vuelve a rescatar a su fantasmal personaje (Dr. Calavera), en un viaje de vicisitudes chamánicas.
El Carnicero de Giles/Sueño es una canción por demás interesante, la interacción perniciosa entre el grindcore y un vals ensoñado. Algo parecido a las demenciales embestidas de Naked City. Su letra gira nuevamente alrededor de este personaje espectral con raras apariciones carnales, además de tratar con mayor ahincó el tema de la muerte sobre una melodía de piano bar jazzeado. Sabato, uno de los sencillos, con buena razón, cuya letra escrita por Flavio, en homenaje al escritor argentino Ernesto Sabato. La pieza es un ska acelerado, cargado de percusiones caribeñas y un riff de guitarra que continua apegándose al rock. La voz en falsetto de Vicentico resuena como palabras de un espíritu que deambula arrojado su pena por calles vacías en plena madrugada. ¿Acaso se encarnó de ese personaje Calavera? Misterioso y constrictor. Howen tiene un ritmo cadencioso que seduce en el acto. Los coros en voz de los músicos es un canturreo locuaz de bar, mientras la faena se desviste entre giros discretos pero puntuales, de la guitarra y el piano. A Amigo J.V. es una balada de jazz con acordeón incluido, tan melancólica que arrebata lágrimas cuando menos se espera. Su letra es un lamento nostálgico por la niñez arropada por el consuelo de la muerte.
Hoy lloré Canción donde participa el maestro Rubén Blades, es una conjura de ritmos caribeños, percusiones y voces cálidas, tomando la mano del escucha hacia un viaje sentimental que invita a bailar. Calaveras y Diablitos fue de los sencillos exitosos del álbum. De aura más compasada y fiestera, sus metales se repiten en sonsonete y la sección rítmica se derrite deliciosa. Su letra retrata de una forma desenfadada el ansia del enamoramiento, la influencia del Diablo y como la muerte puede ser más un estado de bienestar que una partida llena de dolor. II Pajarito recupera la velocidad en un rock más directo de ritmos orientales, en tanto Vicentico arropa el flamenco en su voz. El bajeo de Flavio sobresale y un piano misterioso asoma entre riffs de la guitarra flamígera.
Niño
Diamante mantiene una atmósfera más contemporánea, aquí el bajo es monstruoso,
mientras la canción vira entre el jazz, el rock y la balada. La temática de la letra
cambia un poco, prevaleciendo la presencia de la muerte que ataca entre las olas
que azotan una embarcación que pronto desaparecerá entre la tormenta. Piazzolla
despabila, siendo un retorno a la velocidad. Es un reggae con tintes de
rock que crece en musculatura. Aparece el famoso Dr. Calavera haciendo de las
suyas nuevamente. Amnesia es una balada que abre con piano y guitarra
acústica sensibles, sobre un efecto de agua descendiendo y el influjo melancólico
de un organillo, surtiendo a la voz rasposa de Vicentico de una esencia à la
Tom Waits. La pieza explota en un rock muscular, aderezada con metales que
semejan una faena de mariachi. A.D.R.B. (en busca eterna) concluye
el plato de manera fantástica, tanto musical como letrísticamente. Pieza sufrida,
contundente en su dinámica instrumentación, rescata todos las figuras musicales
involucradas: balada, rock, reggae y ska. Sobresalen el bajo poderoso de Flavio
y la voz desgarrada de Vicentico.
Fabulosos Calavera es un álbum complejo y grandioso, que requiere más de una escucha para identificar a plenitud todas sus texturas y ritmos que enrarecen la atmósfera con sus altitudes escalofriantes. Sin embargo, lo espectacular del plato es la uniformidad de todos sus temas que atrapan desde sus primeros segundos, consagrándolo como uno de los mejores álbumes de los Cadillacs y del rock en español.
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