CAIFANES – VOLUMEN II "EL DIABLITO" (1990)

 En la vasta y gran tradición del rock en español, pocas agrupaciones han capturado la esencia esclarecedora de sus influencias para mezclarla con el contexto de sus raíces vernáculas. Caifanes regalaría al mundo, dos años después de su debut, un segundo álbum marcado por latitudes aún más altas de toda expectativa. Si bien, ese opus conocido como volumen 1 o “el disco negro”, mostró un rostro más vertido hacia el gótico, divagando entre el tradicionalismo mexicano y la penumbra anglosajona. A partir de 1989 y gracias a recurrentes apariciones en el programa La Movida, la popularidad de la agrupación oriunda de la Ciudad de México ganó adeptos bajo cualquier cielo donde brillasen las estrellas.

Mostrando esa sed artística que bien los caracterizaba y expandiendo su sonido con la integración de Alejandro Marcovich, viejo conocido desde los días de Las insólitas Imágenes de Alicia, en la guitarra solista, dando tintes más complejos a la composición. Con su adicción, Saúl Hernández se orientó en mejorar su desplazamiento escénico y vocal, sin despegarse del todo, de su aguerrido temperamento guitarrístico.

Lanzado por vez primero el 19 de junio de 1990 y celebrando sus 30 años, este volumen 2, que por supuesto, es mejor archirequeteconocido como “El diablito”, por la imagen de este en la portada del álbum y proveniente de la figura clásica del juego de la lotería, elemento justamente mexicano. Logrando así, consagrar a la agrupación, y al álbum mismo, como los mejores exponentes del rock en español (cosa debatible, claro está, aunque la opinión generalizada, en este caso, no engaña).

Emulando todavía las raíces del post punk y retozando a través del rock duro con sonidos regionales mexas, la primer canción con la que se da la bienvenida al escucha, es la implacable Detrás de ti, un galope contundente en la batería de Alfonso André, que se llena con las atmósferas de teclado, cortesía del bien ponderado Diego Herrera y guitarras efervescentes que despliegan grandes solos, adicional de la beligerante vocalización de Saúl Hernández, en ocasiones calma y no equiparando en estallar con desesperación. Antes que nos olviden es un canto solemne, una elegía suprema hacia los caídos tras la matanza en Tlatelolco el 2 de octubre. Más fortalecidos en sonido, que es posible argumentar como propio, la agrupación se vuelca en imágenes sagradas, guitarras melódicas y un órgano que abraza mediante sus atmósferas fúnebres. Este es un levantamiento para los valientes, equiparable a una afectuosa carta dedicada para todos aquellos que gustan de los cantos épicos y llenos con nostalgia. 

La Vida no es Eterna recupera cierta dinámica conocida, un aire cínico y nocturno à la  The Cure. Sin perder solidez ni originalidad, el escucha encuentra una evocación existencialista, entre poderosos riffs de guitarra y la estupenda sección rítmica, donde André luce sus habilidades y Sabo Romo mantiene enérgico su bajeo. De Noche todos los Gatos son Pardos sin duda retiene los sonidos anglosajones que se conjugan con la melancolía, sin embargo, para esta pieza, los ritmos, en principio, pueden resultar más divertidos por el dinamismo entre batería y teclados, las guitarras intrincadas y la voz de Saúl, que se encuentra en su mejor forma. Las imágenes que despliega la letra, son espectrales y solemnes, los símiles poéticos entre humanos y animales proyectan una especia de filosofía definitoria para ejercer la vida. 

Sombras en Tiempos Perdidos, es la pieza más ominosa del plato. Con sus guitarras entonadas, cuasi místicas, conjuntándose con la sección rítmica y los teclados, su equilibrio musical esclarece la espiritualidad en la letra. Grande y épica, entreteje un espiral de imágenes que sólo pueden apreciarse mirando con ambos parpados cerrados, en un efecto divergente que flota a través de las redes entrecruzadas del tiempo. Un viaje astral en toda forma.

El Negro Cósmico zarandea en un ataque lóbrego de riffs grasientos, percusiones brutales y espectaculares solos. La letra claramente se enreda entre la desesperanza más espesa y poderosas divagaciones humanas/espaciales. Este es un hard rock hecho y derecho. La Célula que Explota sólo demuestra que el plato se encuentra lleno de clásicos irreductibles. Abriendo con sus bien conocidos acordes en la guitarra acústica, para que en acto seguido, bajo y batería empalmen de forma cadenciosa, la discreta guitarra eléctrica enarbola una atmósfera romántica, acompañada por el estupendo órgano jadeante. La letra en viva voz de Saúl Hernández es épica, subsanando la enrarecida anécdota de un amorío que prevalece y se eleva partiendo de los teclados diáfanos y las trompetas de mariachi que explotan.

Aquí no pasa Nada no incluida en la versión en vinil, inicia serena con su teclado envolvente y los punteos de guitarra, volviendo militantes las percusiones conforme su letra nos adentra a una realidad muy presente: la impunidad política a principios de los años 90 continúa flotando en pleno 2020.  Los Dioses Ocultos es una experiencia de invocación y ritual. Efectos poderosos en los teclados recreando una atmósfera brumosa, el bajo omnipresente y las guitarras fluidas que enaltecen la crisis existencial que presenta la letra. Pista muscular, que se permite respirar y acrecentarse con enajenada maestría. El solo de guitarra es sublime y la voz de Saúl es un arrebato sin parangón.

El Elefante es amenazadora, los teclados de Diego son filosos como dagas, las guitarras fuertes, en tanto la batería y bajo son hondos y ensordecedores. La letra de reminiscencia mística, evoca la figura de un animal sagrado y otros elementos prehispánicos. Amárrate a una escoba y vuela lejos es un canto taciturno y dolido hacia la aceptación y empoderamiento de la personalidad. Nuevamente, los teclados crean esa atmósfera que recuerda una neblina espesa, las percusiones son tribales, en tanto la voz se desgarra.

Durante y después de la realización de su segundo opus, Caifanes adquirió una personalidad colosal. Canciones tan vivaces y humanas, que se desplazan entre los plano de lo físico y lo espiritual, encausando su discurso eminente y divino, acrecentando su popularidad hacia un eje volcánico. Situación que, abría que agradecerse, no cambiaría y sí continuaría en ascenso con la llegada de su tercer esfuerzo discográfico. 


Tracklist:

1.- Detrás de ti

2.- Antes que nos olviden

3.- La Vida no es eterna

4.- De noche todos los gatos son pardos

5.- Sombras en Tiempos perdidos

6.- El Negro cósmico

7.- La Célula que Explota

8.- Aquí no pasa nada

9.- Los Dioses Ocultos

10.- El Elefante

11.- Amárrate a una escoba y vuela lejos

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