QUEEN – THE GAME (1980)
Agrupación que instauró una monarquía simbólica en el rock n´roll. Tan amada como odiada, controvertida, no necesariamente por sus declaraciones, sino por su actitud franca, honesta y abierta, donde sus cuatro miembros estuvieron comprometidos al 100% con el arte que mejor dominaban: la música.
Habré de notar algo no que no es secreto: hacía principios de los ochenta,
Queen era la banda más grande del mundo. Después de tremendos goles asestados
imperiosamente a lo largo de la década del setenta, el 30 de junio de 1980 fue
puesto en los anaqueles The Game, su
octavo álbum de estudio.
¿Qué significó para la banda, la aparición de este larga duración? Sólo
constató lo que todos sabían: la banda liderada por Freddie Mercury se
encontraba en la cima de la fama internacional. Su plato anterior, Jazz
de 1978, manifestó un lucimiento instrumental y vocal aunque resultó algo discordante entre sus temas. Y tal situación no era nueva:
llevaban un tiempo armando los tracklist de sus albumes de manera dispar: podías
encontrar una canción pesada y contundente, seguida de alguna composición
melosa y tranquila, para continuar con un arrebato pop digno de transmitirse
una y otra vez en la radio. De esta forma incorporaban diversos estilos en un solo
plato: rock, pop, heavy metal, una balada acústica y/o melancólica, arreglos sinfónicos
edulcorados con piano, o quizá un jazz corto y jovial, etc.
Sin embargo, The Game, fue su esfuerzo discográfico más consistente y
parejo hasta esa fecha. Dejando atrás las pretensiones sinfónicas, las complejas texturas
envolventes de muchas guitarras y sus coros operísticos grandilocuentes; la nueva década era
el significante de un cambio radical. Por un lado, dominaba la música disco (la
cual, sería manoseada en su álbum siguiente) y esa bala grasosa de
cañón llamada punk (evaporándose con la misma velocidad con la que
explotó), dando paso al post punk y éste a su vez, a sonidos más estilizados
y domados en la paleta sonora del new wave.
¿Cuál sería, si no, el instrumento predilecto en el new wave y que trajo una variedad intensiva de posibilidades? Los sintetizadores. Las orquestas ya no eran requeridas teniendo una selección exuberante de teclados, cuya manifestación podrían traducirse, de manera más o menos, sinestésica, como una onda descomunal de sabores acaramelados. Así que, con el horizonte abierto y la banda en excelente forma, se reunió para grabar en Munich, Alemania, con un nuevo productor, Reinhold Mack, quien había estado tras la consola con Electric Light Orchestra. Renovando su actitud en servicio de sus aptitudes, el álbum logró magníficos resultados a través de sus elogiados sencillos, sustituyendo los arreglos pomposos y oscuros de ritmos trepidantes por melodías resplandecientes. Hasta la imagen de los miembros se vio transformada, siendo Freddie el que mejor reflejó el cambio de la época: cabello recortado y tupido mostacho adornándole el rostro. Todos, salvo el siempre implacable Brian May, conservó sus identificadores rulos, lucían cortes de cabello bien definidos, además de aparecer enfundados con chamarras de cuero negro para la icónica portada.
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Play the Game abre con una línea ascendente de sintetizador espacial, aterrizando directo en un piano saltarín y el estupendo trabajo vocal, seguido de la oportuna incorporación del resto de la banda, encarnando melodías ostentosas. La letra es una invitación irresistible a participar en el juego del amor.
Dragon Attack es un lúcido y potente hard rock al puro estilo de la banda. Acordes secos de guitarra y solos filosos, la voz es ventajosamente encapsulada por el eco guitarrístico genera una provocación poderosa a través de la percusión, que junto a la contundente labor del bajo, generan una bucle de los ritmos hipnóticos.
Another One Bites the Dust fue ampliamente influenciada por la música disco, en el distinguible bajo y guitarra funk, sazonando a la batería en su precisión metálica, en tanto los sintetizadores intervienen con diversos efectos, cual cuchillo cortando la mantequilla. Dicho sea de paso, existe un imperecedero remix exclusivo para discotecas, lo cual afianzó aún mayores ganancias para la banda.
Need youLoving Tonight es un rock sencillo y asequible, alegre y pegadizo, en onda new wave donde la guitarra acústica equipara un despliegue acogedor. Crazy Little Thing Called Love rescata de manera astuta la mejor tradición rockabilly como un tributo hacia Elvis Presley por parte de Freddie Mercury; quien luce sus habilidades vocales con total elegancia. Fue lanzada como sencillo un año antes de la aparición del álbum, vaticinando las ideas que la agrupación traía bajo el brazo.
Rock It (Prime Jive) maximiza la esencia bailable de la pieza anterior, con sus acordes directos y vocales sometidas a una elegía poderosa, justo para estallar en un furioso galope orquestado por Roger Taylor, quien toma protagonismo y empuja los tensión al límite para aderezar la pieza con altivos sintetizadores. Don´t try Suicide es un himno juguetón contra el suicidio, su letra es bastante directa, fluyendo con mordaz alegría que proclama contundencia en la sección rítmica, adornando con el piano las sutiles intervenciones de guitarra. En Sail Away Sweet Sister vuelve ese sonido sofisticado de la mano de Brian May, quien canta de forma asequible y marca con gran habilidad el transcurso con su guitarra para generar una fuerza melódica que brota excelsa melancolía.
Coming Soon es un galope de batería, guitarras y coros incrustados en el new wave, con algo de influencia de The Cars; este es un corte altivo y luminoso, como despertar a orillas de un mar congelado, mirando el cielo cremoso del amanecer. La letra es precisamente, una promesa, alegre y asombrosa hacia algo venidero. Save Me es el ataque final. Una balada tierna, compuesta por Brian May. Fluye mediante el piano y guitarra acústica, reventando poderosa al entrar de la batería, bajo y el abanico armónico de la guitarra Red Special de May. La voz de Mercury se desnuda para dar una de las más notables interpretaciones de su carrera.
BONUS TRACK: con la reedición de 2011, la banda liberó un lado
B que fue restringido prácticamente al olvido: Human Body de Roger
Taylor. La tercer canción que compuso para el plato, no siendo incluida por
considerarla demasiado melódica y pausada. Esta mantiene el tono fuerte en
su batería y la guitarra, además de añadir algunos efectos electrónicos para la voz, ejemplificando la contradicción que significa ser humano, frente a los
avances desnaturalizados de la tecnología.
Queen cosechó un éxito enorme con el álbum, focalizando en el pop y una buena carga de vanguardia y frescura, siendo 35 minutos divertidos y muy disfrutables.
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