PIXIES – BOSSANOVA (1990)
Muy justa es la celebración por el treinta aniversario del tercer álbum de
los Pixies. Editado el 13 de agosto de 1990, la agrupación venía de
haber editado dos tremendas bolas de cañón (Surfer Rosa de 1988 y Doolittle de
1989), resultando, por supuesto, en afanosa garantía de calidad musical.
¿Qué habría sido del que ahora conocemos como “rock alternativo”, de no
haber existido los Pixies? Sus guitarras de feroces riffs, sometidos al
poderío del punk, la dinámica cruda de la base rítmica, machacando tras cada
golpe de tambores y líneas desenfadadas de bajo. Sin embargo, también resultaron adeptos consagrados de la consistencia melódica pop,
heredada por grupos como The Cars, Cheap Trick y los Kinks.
Con cierta fama ascendente, los oriundos de Boston, grabaron su tercer
larga duración entre severas tensiones internas y variaciones musicales como
rocambolescas piruetas circenses. Es bien conocida la riña entre el vocalista y
guitarrista, Charles Thompson, alias Black Francis (quien pasaría posteriormente
a ser Frank Black); y la bajista Kim Deal. El primero, ególatra compositor, estricto
capitán de barco de actitud casi tiránica. La segunda, un espíritu libre pero
indisciplinado e inconstante. Ante semejante situación, Thompson, sin dejar de
incluir a Deal, enrareció su método de composición y dispuso las grabaciones
con el productor Gil Norton, en estudios de locaciones tan variopintas como
Hollywood y Berlín, a finales de 1989.
Afianzados en el desgaste por las giras y varias ausencias de Deal, quien
también trabajaba en el debut de su banda The Breeders, provocando que la
concepción de Bossanova fuese caótica y compleja. Sin embargo, este
consigue posicionarse como álbum de cualidades espaciales. En comentarios del
mismo Frank Black, este es su disco favorito de los Pixies.
El álbum abre con un cover de la banda The Surftones, la canción nos prepara a un sonido influenciado potencialmente por el surf: Cecilia Ann, es un tema potente, de galopante batería y guitarras enérgicas.
Emparejando la situación, retornamos al lado más salvaje de la banda con Rock Music un esfuerzo noise imperioso, con vocales a punto de los gritos, batería inmisericorde y guitarras saturadas como una navajas filosas. Velouria conserva el impulso de sus predecesoras con el tronido sísmico en las guitarras, un theremín que la dota de una esencia espacial; y un amasijo de puntos melódicos que le brinda color a la carraspera de la voz principal.
Allison es un veloz y breve rock con guitarras que fluyen ágilmente, aquí el bajo y la batería empatan como efectivo soporte para las piruetas de los riffs. Is She Weird es dirigida por el carismático bajo, mientras las guitarras semejan la atmósfera de un espagueti western, y la letra de describe la enrarecida personalidad de una chica con cierto enfoque voyerista.
Ana es un tema más sensible y pop, con toques de jazz lounge, pop elegante y una esencia nocturna de altibajos emocionales. All Over the World es uno de los temas más largos en toda la trayectoria de la agrupación, auspiciando una narrativa de ciencia ficción, arreglos intrincados en las guitarras, coros marcianos y la esencia naturalista de atmósferas extrañas. Un viaje a otros mundo, entre situaciones asfixiantes y drama épico.
Dig for Fire en palabras de Francis, resulta su advenedizo homenaje a los Talking Heads, sus contrapuntos en las guitarras y exactitud de reloj en la sección rítmica, conforman esta divertida y pegajosa pieza de aires pop.
Down to the Well embarnece la tradición noise de la banda, mientras conserva su espíritu bajado de otro mundo, con sus toques extrañamente simbólicos. The Happening rebosa de guitarras diafánas, la batería luce una fuerza dramática que sulfura desde la letra, cuya narrativa alude una abducción alienígena. Blow Away fue compuesta en España, manteniendo cierta impresión del país europeo en su despliegue de rock con riffs cíclicos, sección rítmica tajante, arreglos vocales de eco encapsulado que imprimen aquel nostálgico suspiro enigmático de efervescencia onírica.
Hang Wire es sincopado, un golpe de rock directo y nada más. Stormy Weather retoza dramática con riffs intrincado y vocales terrosas, repitiendo la misma frase, que curiosamente, viene muy en gana treinta años después: “en estos tiempos de clima tormentoso”. Havalina es un cántico luminoso, estupenda manera de concluir el álbum, brindando una bella paleta de colores resplandecientes.
Si bien Bossanova no es el trabajo de Pixies más querido, es
un álbum poderoso y lúdico, una guía interplanetaria que desenvuelve la
maestría de la agrupación. Y por hoy, resulta muy necesaria su escucha actual,
para continuar comprendiendo los aspectos más relevantes del rock y de la
música.
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