FOALS – TOTAL LIFE FOREVER (2010)
Foals es una de las bandas más innovadoras actualmente. Tal situación fue más
o menos sencilla de vislumbrar desde su primer álbum, Antidotes (2008)
donde manejaban con enorme destreza, un sonido hiperactivo y polirrítmico que brindaba poco reposo para sostener el aliento. Sin embargo, el mejor material de los
oriundos de Oxford aun estaría por llegar.
Dos años después, con la llegada de su segundo opus, la agrupación consolidó
su estilo, echando toda la carne al asador para revelar una madurez creativa que sorprendió a más de uno. Ejecutando una combinación efectiva y bien
pensada, que involucró distintos géneros como el post punk, el indie rock y el
math rock. La esencia de Total Life Forever se define a sí misma, yendo
más allá de un esfuerzo o un disco de transición, hacia un punto de referencia
obligada.
Grabado a partir del mes de septiembre de 2009, el álbum fue lanzando al
mercado el 10 de mayo de 2010, alcanzando por fin, su décimo aniversario con
una celebración por demás merecida. Dejando de lado los cambios de ritmo frenéticos, Foals enfocó todos su esfuerzo en materializar la combinación perfecta entre serenidad y turbación, volcándose hacia una ejecución
exquisita y diestra.
Conformando un sonido propio, el álbum abre con Blue Blood, pista imperiosa de punteos intrincados en las guitarras, percusiones deslizantes y líneas de bajo funk que invitan bailar descabelladamente. Se percibe un fortalecimiento cómodo y agradable, una esencia que define el álbum: la reminiscencia acuática que invade las venas y transforma los sueños en imágenes torrenciales de olas que arriban a la playa.
Con Miami, existe una aproximación a los Talking Heads, tanto por su estructura musical como lírica. El bajo funk funciona a tope mientras el tintineo rítmico de las guitarras engalana la batería que golpea pavorosa, mientras la cama de sintetizadores vigoriza los versos de la letra que se repiten con vehemencia.
Total Life Forever es una conjunción sofisticada que marcha de forma cíclica, en tanto la letra puede resultar una advertencia sobre el daño ambiental que las actividades humanas generan, aguardando un guiño apocalíptico que resulta igual de terrorífico como divertido. Black Gold es uno de los puntos altos de la placa. Su letra se pronuncia en una preocupación razonada hacia un futuro que se desdibuja en el horizonte. En este punto, son comprobables los nuevos alcances de la agrupación, con texturas efervescentes y aguerridas.
Spanish Sahara emprende silenciosa, irrumpiendo tan épica como las mejores composiciones del rock progresivo. Aquí, el trabajo del vocalista Yanni Philippakis es emotivo, casi una súplica. Las pisadas de guitarra se acompañan por el galope de la batería y el bajo. La canción pasa de ser un suspiro de aire nocturno y salado que llega sereno a los pulmones, a un cauce dramático, aunando su afectividad si llega a escucharse durante un momento íntimo.
What Remains enarbola emociones fuertes, acatando las guitarras con un tintineo distintivo, alcanzando poderosos desplantes con su batería, convirtiendo el tema es una erupción volcánica para cerrar el álbum. Porque terminada la vida, lo que dejamos atrás, lo que permanece al final como única evidencia de nuestro paso por la tierra, son los huesos.
Total Life Forever es un trabajo entrañable cuya escucha resulta necesaria. Y precisamente, se siente como su título expresa: una experiencia completa, enorme, personal, emotiva y transparente. Aquí comienza la entrañable calidad que se ha incrementado en cada nueva entrega, y cuya trascendencia pronto catalogará este segundo opus, bajo la insignia de Álbum Clásico.
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