BAUHAUS – IN THE FLAT FIELD (1980)

 



Provenientes de la caótica fantasmagoría de los oscuros callejones londinenses, Bauhaus fue precursor de una moda estética y musical que continúa a flote con enorme desenvoltura. Tomando su nombre como referencia a la escuela de arte y arquitectura alemana, la singularidad de esta agrupación fue, precisamente, la abstracción. 

Conducidos a través de la turbulencia del punk, rasposa e iracunda, aunque seducidos por el alma nocturna y dionisiaca del expresionismo alemán, la agrupación conformada por Peter MurphyDaniel Ash junto a los hermanos David J., y Kevin Haskins fundamentó el movimiento gótico moderno tal y como se entiende. Sí, Joy Division realizó más ruido en un principio. Sí, The Cure y Siouxsie and the Banshees ya pataleaban sobre escenarios diminutos mientras el sudor remojaba las cuerdas de sus guitarras, incluso Adam and the Ants emprendían sus atmósferas sugerentes y divertidas. 

Cual fotograma de cine expresionista. De izquierda a derecha: Haskins, Murphy, David J. y Ash


Empero, Bauhaus en esencia gravitó a través de sus influencias más próximas hasta conformar su propio lienzo bruno: el glam rock proveniente de Bowie y Roxy Music, el Post Punk metálico de PIL, el sincretismo hecatómbico de los Velvet Underground, alineado por el salvajismo seductor de Iggy Pop y los Stooges. Adicional a estas fuerzas sonoras, la atribución literaria y cinematográfica en su parafernalia, como un romanticismo negro abrazando la poderosa poesía nihilista en sus letras, esencia indiscutible de su estilo, dirigida como historia de ultratumba repleta con sanguinarios vampiros y fantasmas rencorosos. Podríamos mencionarlo casi como un método proveniente del más allá, que los posicionó con la aparición de su primer sencillo, la estremecedora Bela Lugosi´s Dead en agosto de 1979.

Ilustres, los iniciadores de toda una ola de siniestrismo y dark wave


Grabado con una clara intención de vanguardia, entre diciembre del 79 y julio del 80, In the Flat Field es una obra mórbida y penumbrosa. Producido enteramente por la agrupación con total autoridad para retarse a sí mismos, a desencadenar un serial de demoniacos improperios que abrigan los pedregales angustiosos de la consciencia humana. Su creación fue un exorcismo de plena labor dionisíaca, cada canción va directo a la yugular, incrustando sus filosos colmillos en las candencias siniestras de su haber iniciático.

Los mecanismos se sitúan entre la desesperación y el ego sublevado, así abre originalmente el plato Double Dare, imperativa en lo áspero de una guitarra colérica, una erupción voraz de percusiones tribales, además del supremo reclamo chamánico encarando al escucha. No hay lugar para los cobardes, sólo para aquellos que abrazan la sombra como un destino afligido. In the Flat Field marcha montada en su furiosa batería, la monótona línea bajo alude el reflejo de una sonrisa torcida sobre un cristal empañado, permitiendo a los enrarecidos y mecanizados acordes de la guitarra cobren factura progresiva al mismísimo Mick Ronson. Descarnada y experimental, la vorágine vocal sugiere las fantasías de un príncipe oscuro decantándose por sueños atestados de miseria. 

In the Flat Field

A God in An Alcove es por derecho y atributo, hipnótica y efervescente; sus acordes iniciales delatan una fascinante amargura, la sección rítmica seduce con furia en tanto las vocales caen como motas de polvo en el aire de noche, desenvolviendo una imaginería surreal y temible que explota a la menor provocación. Dive resalta la herencia punk en una bifurcación sagaz e iracunda, tanto por su conjetura sonora como en su duración fugaz e impactante: una breve mirada hacia la oscuridad marchita. 

God in An Alcove

The Spy in the Cab resulta ebulle desde la neblina, la insinuación turbia y violenta hacia el voyerismo selecto, una calle abandonada durante la madrugada y un ojo trasnochado, luz que pierde reminiscencia pero crece en su distorsionado quehacer. La guitarra seca se acompaña con loops, formalizando un puente hacia la melancolía punzante. Small Talk Stinks resulta una mezcla oscura y juguetona que tensa la guitarra en primer plano, con las vocalizaciones petrificadas y coros, curiosamente, más coloridos, en tanto la percusión parece una resonancia de marimba derivando de un absurdo desconocido. 

St. Vitus Dance enardece rapaz y enérgica, edulcorada con detalles enrarecidos, creando una sensación que alerta sobre una catástrofe cercana a suceder. Pieza para mover los pies, en algún sentido tan sofisticado como bilioso, dentro de un cabaret invadido por la horda gótica. Stigmata Martyr es una brutal antesala para el apocalipsis: aterradora en su haber, colma con sangre divina los oídos del escucha que se cruza con los acordes crudos de la guitarra y percusiones hondas, el trabajo vocal es soberbio como espeluznante, alzándose elegante con sigilo, sólo para explotar en un bestial grito inhumano que empodera su narración siniestra.

Stigmata Martyr

Nerves comienza lenta, enarbolando el disgusto a través de vorágines de guitarra saturada y ruidos en apariencia incidentales, complementándose mediante percusiones para literalmente “alterando los nervios”. Siendo la pista más larga (siete minutos enérgicos), debía finalizar el plato con sobredosis de dramatismo, asombro y caos.

En su reedición de 1998, fueron incluidos una serie de estupendos extras, cuya precedencia las iguala con la ferocidad del plato original. Dark Entries apertura con cierta militancia sometida por la oscuridad, su sección rítmica idiosincrática permite a la voz hacer y destruir como prólogo que brilla por su contundencia y desolación. Terror Couple Kill Colonel muestra un rostro más articulado y exquisito, ajustándose a sonidos que no traicionan su esencia bestial, cosa palpable en la guitarra que deambula con cierta sabiduría entre luz y sombra, mientras las percusiones ocasionan un eco agradable que encausan las soberbias vocalizaciones. 

Dark Entries

Scopes y Untitled son directas, con letras reiterativas que sólo favorecen a la búsqueda de personalidad por parte de la banda. En Crowds impera el piano, casi con ternura, melodía y voz desentonadas cortesía de Murphy, prometiendo arrancar una que otra lágrima ante el menor descuido. Llegan dos covers magníficos: Telegram Sam de T. Rex, y Rosegarden Funeral of Sores de John Cale. La primera, una calca efectista de la original, rápida, potenciada por ritmos cadenciosos y riffs crudos. La segunda, muestra el interés de la agrupación por experimentar con piezas complejas y seductoras, nuevamente, las influencias reflejan la propia importancia de saberse capaces de llenar este mundo a la par con lucidez y negrura.

Telegram Sam

Un álbum que anuncia los albores de una nueva década, tan llana y malhumorada como espectral. Clásico por donde se le mire y requiera enunciársele veredicto, entrañable para todo aquel que guste de homogenizar su ímpetu a través del carácter más oscuro del Post Punk.  


Tracklist:

1.- Double Dare

2.- In the Flat Field

3.- God in an Alcove

4.- Dive

5.- Spy in the Cab

6.- Small Talk Stinks

7.- St. Vitus Dance

8.- Stigmata Martyr

9.- Nerves

Álbum completo en YouTube y Spotify

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