MARK LANEGAN – THE WINDING SHEET (1990)
Álbum debut de, si acaso, el mejor intérprete del grunge. Gran fortuna
resulta en su sonido, bastante alejado del de Screaming Trees, este esfuerzo discográfico que deambula entre el aliento moribundo surgido desde los rincones de una cantina oscura, y un blues
rock canónico y misterioso. Redactando letras con una perspectiva más
personal y sumergiendo al escucha en dilataciones mentales que emergen desde la silueta difusa de un hombre que busca el triunfo a pesar de su madurez poco prometedora.
Encontrándonos sumisos a través del ritmo acoplado de las canciones y su voz cansada de Lanegan, Mockingbirds arremete como la desteñida luz de un gris amanecer, entre acordes de piano y guitarras conspicuas, desprendiendo una latente miseria que anhela escuchar aunque sea por última vez, el canto milagroso de los cenzontles. Museum es un lamento germinado desde un acalorado tugurio de atmósfera asfixiante, guiada por rasgueos de guitarra acústica que extrañamente irradia luz, mientras su perpetrador busca la absolución. El canto sincero de Undertow prepara cierta calidez ente guitarras acústicas, percusión discreta y un violín enrareciendo la de por sí, atmósfera lúgubre. Ugly Sunday supura acordes meditabundos que se envuelven el arreglo vocal monótono de Lanegan, funcionando a la perfección en esta balada nocturna que escupe alcohol y polvo.
Down in the dark presenta una engrosada distorsión que delata a Kurt Cobain y Krist Novoselic de Nirvana en los instrumentos, hilvanando un rostro sónico más divergente y si acaso, cubierto por la sombra más densa y oscura. Wild Flowers es un tema espeluznante que se acompaña del rasgueo indiferente de una guitarra bajo los efectos de la sobriedad extraña, delatando cortada tensión y melancolía.
Eyes of a Child recupera la esencia acústica, ofreciendo secuencias narrativas que se sumen en la nostalgia: se alude la inocencia perdida en corazón de un hombre que palidece ante su borroso destino. Un dejo de por sí cruel. The Winding Sheet es una especie de mantra emocional, profundo y enorme, acústico en la superficie y eléctrico en el subtexto sonoro, entretejiendo una densa textura sombría que acerca al tema hacia un contexto casi gótico.
Woe funge como un ejercicio poético para relajar la voz, manteniendo cierto avance acústico sobre el cinturón de este álbum, desprendiendo una negligente evocación desolada. Ten Feet Tall llega como un impulso más animado y alegre, de arreglos country, mostrando un rostro etílico casi divertido. Where did you sleep last night? tema que hiciera famoso Nirvana durante su MTV Unplugged, es el cover ideal para este álbum: espesa y lóbrega, estridente gracias a la guitarra manejada por Cobain y el bajo de Novoselic, se cabalga fuerte mientras se recontextualiza en voz y esencia de Lanegan, de un cuento de celos a una historia tórrida de crímenes sin resolver.
Juarez es un suspiro irreverente de órgano, relatando las vehementes desventuras de algunos personajes callejeros en la ciudad fronteriza, mientras la conclusiva I love you Little girl es un canto completamente acústico, minimalista y agridulce, la despedida perfecta para este álbum que presagia mejores cosas por venir.
A pesar de su penumbra, este debut vuelto en auténtica joya imperdible, resulta un trabajo impactante cuya tibieza parece un abrazo acogedor y temible.
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